El resacón del 24-M sigue teniendo sus efectos múltiples en cascada, van más allá del cambio de regidor o de color en el mapa de los nuevos representantes de los ayuntamientos y comunidades. Esta trama multicolor y variopinta, amén de dar lugar a nuevos modos de abordar la gobernanza pondrán sobre la mesa un torbellino imparable de interrogantes y dudas que darán lugar, se quiera o no, a ver las cosas de forma diferente, desde otro ángulo, con otra mirada y con más complejidad. Pero bienvenida sea si, al menos sirve para que no todo sea santa palabra, obediencia ciega o imposición del “porque sí o sí”.
Un nuevo tiempo surge de este reciente rugir que se une, al mismo tiempo a la presintonía electoral que se avecina en el próximo otoño, por lo que no hay que olvidar que estamos a cuatro meses de unas nuevas elecciones de todo el país y algunas cuestiones quizás se pongan entre corchetes, porque han crecido aquellos que no siguen la consigna monocolor emitida por el Gobierno.
En este sentido, me refiero a que como las competencias de Educación son de las comunidades, los resultados de las últimas elecciones multiplicarán los gobiernos contrarios a la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa (Lomce). La ley, que entró en vigor en 2013, ha estado cuestionada durante toda la legislatura por Andalucía, Asturias, Canarias, Cataluña y País Vasco. A este rechazo pueden sumarse hasta siete nuevos ejecutivos, con lo cual se pasaría de cinco a doce las comunidades con una oposición frontal a la ley.
Para el próximo curso, la Lomce contempla cambios en segundo, cuarto y sexto de Primaria, en primero y tercero de ESO, en primero de Bachillerato y en todos los ciclos de Formación Profesional. Cambian asignaturas y se realizará una evaluación externa «la reválida» al concluir el último curso de Primaria.
Este es un punto especialmente disputado por todas las comunidades autónomas opuestas a la norma y no hay que olvidar que durante la última Conferencia Sectorial, sus representantes abandonaron la reunión antes de que comenzase como protesta. Ahora la apuesta sobre su futuro está cuestionada, porque con el resultado de las elecciones autonómicas puede incrementarse la petición sobre la necesidad de paralizar la aplicación de la Lomce, una ley ampliamente criticada y que convence a muy pocos docentes, ni a representantes de la comunidad educativa que no la ven con buenos ojos. Muchos han argumentado y solicitado paralizar esta fatídica ley antes de que avance más su implantación, el que viene sería el segundo año de este experimento.
En cualquier caso, como escribíamos en la columna anterior, la huída de sus mentores añade una variable más a su paralización; la número dos de Educación, Montserrat Gomendio, ya está en París dedicada a otras historias y se considera muy probable la salida inminente del ministro Wert, por lo que un nuevo tiempo se presenta ¿Seguirá la Lomce o se paralizará? Pronto, muy pronto lo sabremos.