El decreto del Gobierno sobre la duración de las carreras universitarias ha abierto una brecha en los campus universitarios. A un lado están los centros que, en sintonía con lo que la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) acordó el año pasado, son partidarios de mantener las carreras en su duración tradicional (cuatro años de grado más un año de máster). Al otro están las universidades –privadas, la mayoría- que, siguiendo el espíritu del decreto, quieren implantar a partir del curso que viene nuevos títulos de solo tres años de duración (a completar con dos años de máster).
En la última asamblea de la CRUE integrada por 50 universidades públicas y 23 privadas respaldaba, por segunda vez la moratoria para que las universidades no acorten la duración de las carreras universitarias hasta el curso 2017-2018, con 64 votos a favor, dos en contra y cinco abstenciones. Esta vez, con carácter vinculante, pues los nuevos estatutos de la Confederación, recién aprobados prevén sanciones que pueden llegar a la expulsión de la conferencia a las universidades que no cumplan con lo que se acuerde por mayoría.
El decreto del Gobierno, sin embargo, les avala. Es decir, que nada impide a esta decena de universidades seguir adelante con sus carreras más cortas porque hay una norma de rango superior que legaliza estas nuevas titulaciones. Eso sí, tendrían que hacerlo fuera de la confederación, un organismo que integra a la mayoría de centros, pero no a todos.
Anteriormente, en 2015 se aprobó la moratoria, con la duda para muchos si sería de obligado cumplimiento, o por el contrario se podría entender como una recomendación a la espera, pero sin cortar el vuelo a aquellos que quisieran iniciar los cambios. En ello se emplearon a fondo algunas universidades que vieron bien preparar los papeles a toda prisa y tramitar los permisos para ofertar en septiembre los nuevos títulos más cortos; en la lista hay dos campus públicos (Pompeu Fabra y Barcelona) y ocho privados: Universitat Oberta de Catalunya, Católica San Antonio de Murcia, Antonio de Nebrija, la Internacional de La Rioja, Alfonso X El Sabio, Europea Miguel de Cervantes, Europea de Madrid e Internacional Isabel I de Castilla (esta última no forma parte de la CRUE).
El decreto universitario del 3+2 ha sido la herencia que nos dejó el exministro Wert, para reorganizar los campus universitarios dejando luz verde a la reducción de los grados y aumentar los máster. Una fórmula para aniquilar el actual 4+1 vigente que aún no se ha evaluado lo suficiente y que, de forma apresurada e improvisada está ocasionando una cantidad de quebraderos de cabeza y a formularnos preguntas sin respuesta. Por eso, mucho mejor será retrasar la toma de decisiones si no se ve con claridad la propuesta. Y, mientras tanto, esperemos a ver que de nuevo, o de viejo, nos traerán los nuevos gobernantes que, al final son los que marcan el paso.