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Javier Ballesta

Acuse de recibo

¿A quién le importa?

Las universidades se preparan para echar la persiana la próxima semana, aunque el cierre sea un paréntesis forzado que deja en suspense muchísimos gajes del oficio, aún sin resolver.

En estos finales de curso, el malestar docente se ha incrementado al comprobar cómo los temas de palacio, además de ser lentos, poco resolutivos y nada diligentes, siguen teledirigidos desde las alturas, y somos muchos quienes vemos cómo cada año el patio está aún más revuelto, en una zozobra inquietante que hace que el personal vaya ‘botando’, sin saber en muchas ocasiones qué es aquello que debería primar y diera sentido al desarrollo del oficio.

Me refiero al incremento de las labores propias de la gestión, como estar pegados a los correos de última hora donde te dice que pongas o quites, que acudas o cambies, introduzcas o elimines del hoy para ayer, hace que vivamos impacientes delante de las pantallas, de las plataformas y de las validaciones permanentes.

Una sensación que se ha generalizado en el personal aunque no tengas cargo y seas un simple docente de a pie, y que nos ha impuesto una penitencia tecno-administrativa que ha suplantado con creces el tiempo de dialogar, de repensar lo que se hace y de hacer otras cosas que han quedado relegadas en la jornada laboral como son leer, estudiar y escribir sin la presión de que lo que se escriba tenga que ser exclusivamente un ‘paper’ para una revista que tenga factor de impacto, porque los criterios de alguien han decidido que muchas otras no sirven, no tienen valor y por eso no cuentan para los sexenios de investigación… Menuda presión nos están dando con estas medidas y ante ello no escucho ni gritos, ni susurros.

Muchos callan, otros agachan la cabeza y hacen aquello del avestruz…

Por eso cuando escuchas voces valientes que se oponen a la política de criterios impuestos arbitrariamente desde arriba, me quito el sombrero y me uno a ellas. Esta es la que he recibido del grupo de editores de revistas científicas, contra la política de sexenios de investigación en el campo de la Educación que ha aplicado este año la Cneai de la Aneca y que es un documento redactado con argumento, precisión y valor por Arturo Galán, en nombre de la red de revistas Aula Magna 2.0, en la que se denuncian estos criterios impuestos para no valorar las revistas que no sean JCR, por lo que han penalizado a muchos docentes que no publican en ellas pero sí en otras muchas que también son revistas de calidad que están indizadas y que hasta el año pasado servían para obtener un sexenio de investigación.
Este hecho que ahora denunciamos tendrá repercusiones importantes ya que, si expresamente penalizan a nuestras revistas, el enorme esfuerzo realizado los últimos años, habrá sido en balde. Cuantos más nos juntemos y critiquemos esta arbitrariedad, más fuerza tendremos.
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El blog de Javier Ballesta

Sobre el autor

Articulista de Opinión del diario La Verdad. Profesor de la Facultad de Educación de la Universidad de Murcia. @javier_ballesta


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