La Universidad de Murcia celebró el pasado 18 de junio una entrañable ceremonia en homenaje a Francisco Chacón Jiménez, catedrático de Historia Moderna de la UMU. Un acto académico  de gran nivel, por la mesa de intervinientes compuesta por el rector Luján, decano de Letras, directora del departamento y el conferenciante externo que nos realizó una semblanza del perfil académico, docente, investigador y humano de nuestro querido compañero y amigo, Paco Chacón.

El público llenó el Hemiciclo de Letras, hasta la bandera, muchas caras conocidas de la cultura, la universidad, la consejería de educación,  los exrectores Juan Roca y José Antonio Cobacho, investigadores de su grupo, discípulos de toda la vida,  profesorado de  diversas facultades, en especial de la de Educación, nos unimos una gran representación, por la vinculación de Paco con la formación de la Didáctica de las ciencias sociales en  las titulaciones de Maestro, también amigos cercanos, sin olvidar a su querida Juani, esposa y las hijas, Silvia y Ana que tanto llevan de su padre.

El elogio y la alabanza  a un gran universitario y su reconocimiento como profeta en tierra sería el titular que resumiría este homenaje, porque Chacón triunfó dentro y fuera de su tierra como se apreció en la magistral laudatio a  su trayectoria pronunciada por Roberto Fernández Díaz, catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Lérida, conocedor de la vida académica del homenajeado y sabedor de los vericuetos universitarios, por ser también en algún tiempo presidente de los rectores universitarios, de la CRUE.

Para mí, el foco lo puso el rector José Luján, siempre cercano y tocando el fondo, al pronunciar aquello de que  “la Universidad son las personas que viven y hacen Universidad, los que están y los que se fueron, los que vienen y vendrán” y, sobre todo refiriéndose al homenajeado, subrayó “la labor de los maestros que como él  dejó escuela y eso es lo más genuinamente y puro universitario”.

No suele ser  habitual que los universitarios sean profetas en la tierra que le vieron nacer, crecer  y morir.

Paco Chacón es una excepción, por su reconocimiento en vida. Muchos que lo conocieron en sus obras, en la vida académica y de cerca dan fe de su grandeza, junto a esa sencillez que le caracterizaba. En su persona se combinaba la solidez de su saber y su gran bonhomía que le hacía brillar donde estuviera.  Yo tuve la gran suerte de conocerlo como profesor en Magisterio, en la asignatura de Didáctica de la Historia, en sus inicios universitarios, cuando cerraba su tesis doctoral, hace ya una montonera de años y más tarde, desde 1989 al incorporarme la universidad, nos volvimos a encontrar.

Y es que su talante humanista le viene de lejos,  conocí también a  su padre, el apreciado Sr. Chacón, una excelente persona muy querida por el mío. Recuerdo a mi padre contar la valía del hijo de este buen hombre conversador que pasaba gratos ratos contando batallitas con el conserje Juan Ballesta, en la garita de entrada del colegio de los Capuchinos.

Con Paco tuve muchos momentos para hablar de la familia, de nuestros padres, nos unía a ambos este apego a los nuestros,  porque era muy familiar, le interesaba la salud y el cuidado de los mayores; siempre atento a saber cómo iban los míos en sus enfermedades, aunque donde se le caía la baba, era  cuando salían a relucir los nietos (Ana, Pablo y Luis), su empuje de vida.

En el mundo universitario existen dos tipologías de profesionales, dos listas a las que me suelo referir cuando queremos hablar de alguien, o hacer mención a que si es o no “buena gente”. De forma resumida distingo la  “A” y luego está la  “B. En la primera, para mí no son los aplicados sin más, están los buenos, los brillantes, los amigos, las buenas personas que dejan su huella;  en la otra la cuestión se complican están todos los demás, conformando un batiburrillo que amalgama un “totum revolotum”. Paco era un magnífico representante de la lista “A”, yo le  añadiría aquello de A++,  por ser además un gran emprendedor, impulsor de grandes proyectos como esa Fundación de “hombres buenos” dedicados a nuestra historia local con ilustres patronos y miembros al amparo de la Fundación CajaMurcia (Antonio Pérez Crespo, Juan Roca, Antonio Montoro, Rafa Fresneda y otros historiadores jóvenes…).Su empeño era divulgar sus trabajos en los medios. No hay que olvidar que su formación de más allá de los Pirineos le llevó a contactar con los colegas en estancias en destacados centros europeos e iberoamericanos como l’École Française de Roma, el Instituto de Ciências Sociais de Lisboa, la University de Norwich, la Universidad de Buenos Aires o la Universidad de Santiago de Chile.

El amigo Chacón siempre entendió que los medios son imprescindibles y que hay que estar con y para  ellos.  Como buen lector de prensa nacional y regional, de kiosko y de suscripción, sabía de lo que leía y buscaba.  Un día, Paco me llamó y nos volvimos a encontrar para  pedirme parecer  sobre  cómo publicar sus artículos o colaboraciones en prensa. Le motivaba  la idea de que su mensaje llegara al mensajero y que no se quedara  pululando en los correos electrónicos del periódico. Le di la clave de que fuera a la fuente,  en este caso al director Alberto Aguirre y  pronto vimos diversas colaboraciones destacadas en este diario, el su firma era garantía y calidad en la divulgación cultural, un buen fichaje.

Ahora que ha pasado medio año de su marcha, miro de reojo la agenda del 2022, el 26 de agosto fallecía mi padre, y leo en un apunte por ese mes, llamar a  Paco, para  contarle  y refrescarnos con un buen momento. Al final no pudimos, algunas  llamadas para quedar, sin éxito no pudimos saborear el poso de nuestra amistad, todo se aceleró y ahí quedó.

Mi esperanza, la de muchos, es que   tenemos la certeza que anda por aquí, que le vemos  cruzar la Gran vía, por Santo Domingo, en la Merced, con su paso ligero y andarín   alegrándonos la mañana, con  su buenos días,  sonriente y  jubiloso de quienes pasan por la vida haciendo siempre el bien.

Gracias Paco, has sido un auténtico, un imprescindible, un gran profeta en tu tierra.