Ahora que llegan los finales en un mes estival que se abre paso, a toda prisa, en búsqueda del éxodo, a la conquista del añorado tiempo de vacaciones, donde queremos desconectar, todo fluye en un ir a la conquista del finiquito ansiado, de dejar lo sesudo, y que triunfe la sensación del cerrado por vacaciones.
Como diría aquel “…En tiempo de melones, no hay sermones”, una verdad a medias que mirando a fecha de hoy cómo está el patio, mucho me temo que quedarán palabras y discursos aún sin descorchar, sobre todo entre la clase política donde todo está por cerrar.
Sin embargo, algunos también seguimos conectados a la actualidad, estamos en ese “on” que no nos deja olvidar cuestiones que siguen siendo tema de opinión, que nos cuestionan y nos hacen pensar como la que leíamos en este diario, a propósito de la escolarización del alumnado inmigrante.
Según los últimos datos estadísticos hechos públicos por el Ministerio de Educación, las aulas murcianas acogen a un 13,3% de estudiantes escolares de padres de origen inmigrante, mientras que la media nacional apenas alcanza el 9,3%, cuatro puntos menos.
La Región es la cuarta comunidad de toda España que más alumnos con padres procedentes de otros países tiene, solo por detrás se encuentra Baleares, Cataluña y La Rioja. Los colegios e institutos de la Región acogen a un porcentaje de alumnos extranjeros sensiblemente superior a la media nacional.
Una vez más la región murciana se caracteriza por ser lugar de acogida y desde donde se tiene que dar una respuesta digna a esta gran mayoría de ciudadanos que siguen creciendo en nuestros pueblos y ciudades, gracias a que sus escuelas e institutos tienen las puertas abiertas.
Ahora bien, el reparto de escolares de origen extranjero no está equilibrado, según la misma estadística, porque en los centros concertados, solo el 5% de los estudiantes son hijos de familias inmigrantes, mientras que en los centros públicos, la cuota supera el 16,6%.
Además, del total de 40.365 alumnos de otros países que estudian en colegios e institutos murcianos, apenas 4.571 estudian en centros de titularidad privada. Ese desigual reparto no se acerca a la distribución del alumnado total entre las dos redes de enseñanza que está mas compensado, el 70% de estudiantes está matriculado en centros públicos y el 30% en privados.
Para esta tierra la inmigración y sus implicaciones educativas sigue siendo una asignatura pendiente, por resolver.
La Administración y los representantes políticos tendrán que comprometerse por resolver estas diferencias y valorar si las medidas tomadas hasta la fecha son lo suficientemente eficaces, o habrá que cambiarlas, para dar una respuesta educativa a esta realidad que no podemos obviar. De nuevo, ante estos hechos necesitamos buscar soluciones que cambien la tónica aquella de que el personal acampe cómo y donde pueda.