Corren malos tiempos para la Educación, en este país invertebrado donde hay que afinar bien para saber cómo recortar, sin rasgar las vestiduras y desde dónde, que es lo importante, para ver si lo hacemos de arriba a abajo, o dejaremos hacer a cada gobernante, a merced de un cúmulo de aspectos variopintos y diversos, con lo que se percibe cierto desconcierto, al observar cómo las medidas salen a la luz y son los políticos regionales, fundamentalmente, según sus criterios y planes quienes deciden tomar partido en reducir gastos en consejerías, en servicios, en capítulos de personal, infraestructuras… dando la sensación aquella de no saber por dónde vendrá la tijera y que nos vuelva a tijeretear sin darnos tiempo a repensar, con aceleración presionada por la vía rápida, por aquello de no perder el tren merkeliano y hacer a tiempo los deberes impuestos, que es de lo que se trata.
De este modo, también la Educación y la Sanidad están dando visos de que se pondrán mucho peor, de lo que están ahora, al tiempo que ya nos estamos acostumbrando en hacer mucho más por menos, algo inevitable que se está haciendo nuestro y que con cierta sutileza va ganando terreno en todos los frentes, ejemplos hay miles en cualquier oficio, no hace falta citar… La ley del embudo, o como se le quiera denominar prevalece en una crisis que intenta justificar el recorte más allá de lo recortable, sin contemplaciones y tirando a dar, que al parecer es lo que toca ante la gran tempestad levantada de confusión, pareceres y tijeretazos por doquier, así van las cosas y se avecina una mala racha que nos podrá traer una primavera caliente…
En este sentido es impresionante ver cómo la maquinaria propagandística de los gobernantes hace que las supuestas buenos tijeretazos sean vendidos a la opinión pública antes que a los interesados, como un logro necesario y además, irrenunciable, para que podamos salir del agujero, aunque todos los directos implicados del acuerdo estén en contra. Me refiero a la ampliación de horas de clase de maestros y profesores de secundaria que pasarán a tener dos horas más de permanencia en los centros ahora, en marzo, y para septiembre ya serán contabilizadas como lectivas, con lo que se conseguirá una suma importante de horas recortables que afectarán a muchos cientos de profesores interinos.
Sin embargo la queja de las dos horas más, se ha transmitido como algo menor- no es para tanto, vamos…-y no es visto desde la calle, desde el ciudadano que está lejos de estas historias con buenos ojos, más bien ha servido para criticar más a los docentes, aunque no se vea el efecto directo que tendrá en los sufridores ciudadanos que acudan a la educación pública, cuando comprueben que desaparecen profesores, que las clases se reagrupan, que suben los alumnos por aula, que muchos servicios no se ofrecen y que el empobrecimiento será mucho mayor, así lo veremos y seguiremos opinando, tiempo al tiempo.