El malestar de las universidades públicas ante la política educativa del Gobierno estalla junto al movimiento de ciudadanos que ven cómo peligra la formación y la investigación en estos tiempos de crisis. En estos días, la indignación también llega a las universidades y acampa en los campus, en los pasillos y en las clases, entre los docentes y el alumnado, los empleados de servicios y administrativos, sin distinciones de rango ni de categorías, donde se percibe cierta incertidumbre en el ambiente porque muchos vemos cómo se puede complicar todo de un momento a otro, con la aplicación del tijeretazo y los recortes prologados con argumentos impuestos, sin diálogo, ni contemplaciones, haciendo alusión al vetusto ordeno y mando del poderoso, ahora convertido en ministro de turno con un desconocimiento total de la educación, que a toda prisa y sin contemplación ha puesto a todas las universidades públicas en pie de guerra. Sin duda, un hecho insólito que ha demostrado la poca estima y valoración que se tiene a esta Universidad que se encuentra al borde de un ataque de nervios.
El rechazo a los designios impuestos por el ministro Wert y sus argumentos va creciendo en toda la comunidad universitaria que ve una seria amenaza directa y sangrante que, de aplicarse al pie de la letra el Decreto de la discordia, rompería y la fractura sería grande, en mil pedazos los deseos, proyectos y realidades de los centros universitarios, con todas sus consecuencias y muy en especial el daño agravaría los problemas sociales, el paro y la caída en picado de lo medianamente conseguido hasta la actualidad. Por ello, el Comité de Resistencia para la Defensa de la Universidad Pública, en representación de la comunidad universitaria de la Universidad de Murcia y en aplicación de los acuerdos de la Asamblea General de estudiantes y trabajadores del 2 de mayo de 2012, ha manifestado su rechazo al Real Decreto 14/2012 “por suponer una agresión a la universidad pública y a las personas que trabajan y se forman en ella”, primera razón por la que realizaron el llamamiento a la comunidad universitaria para que se movilicen en contra de esta desconsideración.
Entre las cuestiones que defiende este Comité al que se han unido por unanimidad las juntas de facultad y los departamentos está evitar “despidos masivos de personal interino y laboral, la supresión completa o parcial del complemento autonómico, la congelación de transformaciones, promociones y estabilizaciones de los trabajadores y la imposición de jornadas parciales, cambios en el puesto de trabajo y en las funciones”, además de protestar contra “la subida de tasas, el atentado a la autonomía universitaria en su gestión y gobierno, la amenaza a la supervivencia de títulos y a las propias universidades públicas y el aumento de la dedicación docente”.
La Universidad de Murcia paró el pasado miércoles y secundó masivamente la huelga; la prueba del algodón, como diría aquel no engaña, el personal está dispuesto a seguir movilizándose y a mostrar su indignación y rebeldía ¿rectificarán los políticos?