El pasado 5 de marzo, fue un día gris y triste, de añoranza y de sentimientos amontonados en el corazón de muchos que dijimos adiós a DAVID GASCÓN en la catedral de Murcia, en ese templo tan suyo, donde en los últimos años seguía siendo el eco de sus enseñanzas y que le amparó hasta este final impensable, para tantos que seguíamos viendole en el ajetreo diario de los diversos proyectos en los que seguía remando, siempre mar adentro, con dedicación, gran entrega y buen hacer.
De David Gascón podríamos hablar mucho y bien; era una persona buena, bien preparada y muy, muy querido por todos, mayores, estudiantes, colegas, grupos…era universal, no exclusivista, ni partidista y se le notaba al vuelo. Por ello, en estos momentos del último adiós, quisiera traer a la memoria viva algunos retazos de su hacer y de su entrega a los universitarios, a los que nos preparó para ser maestros. Tan sólo quisiera desde aquí y en su recuerdo, subrayar que muchos le conocimos como profesor universitario, de Pedagogía, en las aulas de la Escuela de Magisterio. Allí, en la década de los setenta, como en el “Cuéntame”, nos encontramos con un docente ilustrado, altamente cualificado que nos hacía “ponernos las pilas” hablándonos de pedagogos innovadores, de Freinet y de Paulo Freire ( recuerdo como nos presentó el libro “La Pedagogía del oprimido” que por aquellos años estaba censurado ) y también de metodologías novedosas adaptadas a lo que necesitábamos para prepararnos en el oficio de maestro. Recuerdo, también, cómo nos enseñó a programar, con su “T-O-C-A-M-E” ( tópico, objetivos, contenidos, materiales y evaluación) que no era otra cosa que una planificación para llevar la clase en nuestro futuro mediato, en aquellos tiempos de la Ley Villar Palasí, del 70 y donde David Gascón, con su empeño e insistencia nos enseñó propuestas didácticas muy válidas, para prepararnos de la mejor manera, para el desempeño profesional.
Para muchos que nos formamos, en aquellos años del 75 en adelante, en el prefacio de la democracia, cuando agonizaba Franco y despertábamos al cambio, al aire fresco de la libertad, en la Escuela de Magisterio de Ronda de Levante de Murcia, tuvimos al profesor Gascón, en las asignaturas de Pedagogía I, II y III, que se denominaban así, de modo abreviado, aunque fueran complejas, no como ahora que en los actuales planes de estudio las denominaciones parecen títulos de libro o capítulos de tesis doctorales…en quellos años todo era más simple, concreto, menos surrealista, más casero, pero creo que entendíamos la globalidad, lo básico o lo fundamental, por encima de lo subespecial o de lo accesorio. De este modo, nuestro primer contacto con la educación, su estudio y la enseñanza era mediante una asignatura general y la historia de la educación en primero, y en segundo curso Didáctica y Organización Escolar.
Sin embargo, dejándonos las asignaturas a un lado, don David o el padre David, porque era cura diocesano, a la vez que también fue capellán de la residencia de estudiantes de Magisterio antes que profesor de Pedagogía, tenía una amplia formación (Licenciado en Teología por la Universidad de Salamanca, Licenciado en Derecho Canónico por la Universidad de Comillas, Doctor en Pedagogía por la Universidad de Valencia y Catedrático de Escuela Universitaria de Didáctica ) era un profesor que enseñaba bien y veíamos su buen hacer. En sus clases, nadie lo duda, aprendimos con un aire disciplinado, vamos, que era de los que dirigían, y bien con la batuta alta. Sin embargo, con gran maestría nos introdujo en las ciencias de la educación, desde un enfoque sistémico, y personalista, fiel a la época, de la mano de su admirado Renzo Titone ( ¡menudo tocho castigador al que se refería con pasión ) y de la célebre taxonomía de Bloom . Al mismo tiempo que “impartía doctrina pedagógica” sabía salirse del protocolario guión de clase, y era corriente en él recurrir al ejemplo, la anécdota para motivarnos. Sin duda su manera de explicar, de analizar los temas, de proponer actividades y de ejemplificar era un modo de comunicar cercano, pero con altura, sin caer en lo fácil o en lo plano; siempre sus enseñanzas dejaron buen poso.
Del profesor Gascón aquellos maestrillos de la 5º promoción del 78, tenemos el grato recuerdo del viaje que hicimos a Alicante y a Valencia con el objetivo de visitar centros educativos, como el de la ONCE y el centro piloto del ICE de la Universidad de Valencia, el “Santo Cáliz”, una experiencia inolvidable para aquellos alumnos de segundo de Magisterio con deseo de aprender y ver la realidad educativa.
En la memoria del recuerdo muchos maestros y maestras vieron en él un ejemplo de buen docente, de gran comunicador y didacta que apostó por potenciar la Educación Infantil, de ahí que pasó a esa especialidad cuando se necesitaban asignaturas que desarrollaran esos contenidos, y se centró en el desarrollo de Proyectos curriculares para esta etapa educativa. A finales de los ochenta tuve la gran oportunidad de incorporarme junto a él, en el Departamento de Didáctica y Organización Escolar, donde seguí aprendiendo de su magisterio, era un gran docente universitario que compaginó su labor con los compromisos eclesiásticos a los que se debía, por encima de todo, por ser Consiliario de la Hospitalidad de Lourdes (desde 1982), Vicario Judicial del Tribunal Eclesiástico (1997-2003) y ya, tras la jubilación Canónigo Doctoral de la Santa Iglesia Catedral desde 2003 hasta la actualidad.
Ahora seguro que David, gozará en el reposo, porque ha luchado en muchas trincheras y se lo merece. Descanse en paz
El 4 de marzo falleció David Gascón Cerezo, profesor jubilado del Departamento de Didáctica y Organización Escolar, a la edad de 76 años.