Una nueva huelga contra la ley de educación, la llamada LOMCE -Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa- ya aprobada por goleada y dispuesta a pasar, sin pena ni gloria por el Senado, por aquello de hacer el paseíllo sigiloso para recoger las bendiciones antes de ser publicada en el BOE. Sin embargo todo hay que decirlo, la susodicha ha cosechado antes de su aprobación en el Congreso nada más y nada menos que más de 1300 enmiendas en su tramitación, no está nada mal ¿no?, además para colmo pudimos escuchar a su inventor, el ministro Wert decir aquello de que “el número de enmiendas no justifica nada” ya que ninguna de ellas aportaba nada constructivo para mejorar el sistema educativo. ¿Y qué de constructivo ha hecho este ministro? Para muchos, entre los que me encuentro, no podemos dejar de carcajearnos ante las “boutades” o mejor dicho tonterías con máyuscula y en negrita que dice este personaje político que jugando a su papel, por cierto se lo tiene muy bien aprendido, no ha parado de encender fuegos de artificio en sus comparecencias, declaraciones y entrevistas, haciendo bastante daño a la ciudadanía.
En este sentido hay una cuestión que me molesta del ministro y es ver cómo es capaz de enjuiciar lo que opinan y argumenta el resto de personas, grupos que no piensan como él, cuando recientemente llegó a calificar de “absurdo” el pacto suscrito por la mayoría de los grupos de la oposición, todos menos el PP, con la intención de derogar la LOMCE y consensuar una ley nueva en cuanto cambie la mayoría parlamentaria que sustenta al Gobierno.
Y es que a una gran mayoría ciudadanos no nos gusta esta nueva ley, cocida de forma precipitada con poco aceite de consenso, porque no ha interesado está claro y además de forma intencionada queriendo recuperar aquella LOCE, anterior que no pudo ser y contra tiempos y premuras, todo ha salido marcha exprés con como se le dice, con muchos copieteos y formateos propios de la improvisación. Aunque puestos a ver, eso no es lo preocupante, ni mucho menos, no es la forma, es lo que se dice y lo que se defiende, lo que se etiqueta y se prima, y ahí sí que supondrá un duro golpe contra la educación pública que anda de capa caída, cabizbaja, sin fuerzas y demasiada recortada.
La LOMCE no una buena ley para remediar la educación, no es la solución para levantar este país roto y hundido y así lo creen los docentes, el alumnado y sus familias que se unen a esta huelga. Al mismo tiempo, la estudiantina de secundaria y universitarios se han lanzado en estos días a la calle, se caldean los ánimos en los campus y son muchos quienes alzan la voz porque creen que este país no tiene futuro con los recortes tan descarados que estamos sufriendo en la formación, desde todos los ángulos, la marea está subiendo y no parece que calme, el clamor se siente en la calle y nadie sabe si habrá final.
Acuse de recibo/ 24-octubre/ Twitter: @javier_ballesta