José Orihuela es el nuevo rector de la UMU, ahora ya proclamado ante la comunidad universitaria y la sociedad representada por sus ciudadanos, como el nuevo Magnífico que tendrá que llevar y conducir contra viento y marea a esta gran empresa, la primera Universidad pública de la Región, con 35.000 alumnos matriculados, sin duda protagonistas de primera, que conforman el núcleo medular de la docencia y la investigación. En el discurso televisado, por la propia TV.UM.ES , al no estar en la sala, tuve la ocasión de pillar parte del acto donde se hizo el cambio de poderes entre el rector saliente, José Antonio Cobacho y el actual. Ahora imagino que muchos tendrán oportunidad de tirar de la boca, decir o redecir que si esto o aquello, ya sabemos que siempre es fácil hablar, menos sin duda hacer. Del rector saliente destacar, su talante de cercanía, al nombrar y destacar a aquellos que arropan y enseguida se dirigió a los estudiantes y los problemas de las becas, entró en su defensa. Al mismo tiempo, como era de esperar, Cobacho aprovechó para despedirse y aseguró que la deuda financiera de la UMU es nula, ya que tampoco se debe nada a proveedores, y concluyó pidiendo perdón por si se había equivocado en algo. Un bello gesto que le honra.
El relevo lo tomó José Orihuela, “Seré el rector de todos”, anunciaba nada más empezar a hablar, para añadir que “todo empezó como una tormenta de ideas y el entusiasmo de unos universitarios por un cambio profundo”, para continuar advirtiendo que “la universidad no puede convertirse en el negocio de unos cuantos”.”Tuve un sueño”, agregó, para remarcar su intención de un “modificar el modus vivendi y operandi” de la UMU mediante una “revolución pacífica” en la que tendrá cabida “el arte y la filosofía” o las humanidades. Con un discurso rompedor, directo y nada protocolario Orihuela se saltó lo “políticamente correcto”, reconocía que “no iba a pedir cuentas ni represalias” al anterior equipo. Era de suponer, sin duda, hay que seguir remando en la misma agua, siempre contracorriente como hicieron sus antecesores. El sueño de este matemático reflexivo, tuvo más de filosofía que de teoremas, nos habló de valores, de regeneración, de la capacidad de ilusionar, de cambio, de crítica ante el plan Bolonia y de quitar la carga de docencia exagerada que muchos docentes tienen que impartir. Se posicionó en un discurso soñador, pero aterrizando en medidas, mejoras, ideas y proyectos para estudiantes, PAS y profesorado, además de comprometerse con estar a la escucha de las demandas. Y, rompiendo el protocolo hizo subir al estrado a la estudiante de biología Marina Portugués para que leyera una historia, donde la voz de los estudiantes se hacía presente y destacando la “prudencia, templanza y humildad; valentía, honor y honestidad”.
Esperemos que el sueño de Orihuela se haga realidad y que esta Universidad pueda seguir luchando contracorriente, unida, buscando el sentido común, la lógica de resolver lo que se pueda y abandonando las zancadillas…la sociedad nos exige responder con urgencia a los problemas, la universidad puede soñar, pero no “dormirse en los laureles”