Ahora que retomamos la vuelta tras este “paréntesis pasional” que ha puesto en movilidad a media España-como nos dice la tele- muchos coincidirán conmigo que con o sin viajes, parar siempre que se pueda viene bien, al menos es muy recomendable aunque se cambie por nuevas actividades, otras obligaciones y se siga en acción de otro modo, sin bajar la guardia, pero hacer un paréntesis breve en ese caminar que llevamos, entre muchas cosas puede servir para desconectar de algunos temas propios y también los ajenos que son aquellos que se suelen colar en ese tejido tan personal que nos envuelve y nos determina, nos contextualiza y nos da forma a nuestras ideas, temas, argumentos, como diría el filósofo con lo de las circunstancias que tanto nos delimitan, nos hacen y nos condicionan. Por eso, siempre que se pueda y nos dejen hay que dejar los bártulos, los aperos del oficio, cada uno con los suyos y hacerse la idea que hay que tomarse un breve respiro, porque es necesario e imprescindible para que la mente descanse y también porque luego, de nuevo, podremos retomar mejor la cantinela diaria, la que nos espera con los brazos abiertos. Esa vuelta a las andadas que en muchas ocasiones y, para muchos, supone también una muestra de anhelo, por aquello de tener cierta seguridad. Es como sentirse en ese espacio mínimo entre lo que uno siente y piensa, con sus rutinas y modos de funcionar. Así son las cosas; aunque lógicamente también habrá quienes piensen que las vacaciones son siempre cortas y que necesitamos más días para la fiesta, las celebraciones y los festejos.
Y volviendo a retomar asuntos, creo que tendremos en este trimestre corto que se inicia un rezume de más de lo mismo, pero además agudizado e intensificado por un tiempo que se avecina de aguas turbulentas con elecciones inmediatas, a la vuelta de la esquina que muy pronto serán objeto monotemático en ese punto de mira que conforma el tradicional escenario de la confrontación, donde veremos cómo hemos visto hasta ahora la influencia de estos asuntos en la sintonía de apertura y cierre de nuestros días con sus mensajes redundantes, con algunas variantes imagino y donde la política será el centro de mira de una ciudadanía que tiene sus dudas sobre lo que se vende porque cada vez hay menos credibilidad y aumenta la desconfianza hacia los mensajeros. Sin embargo ellos están empeñados en seguir con su poder, aunque muchos perdieron la autoridad en el camino, o nunca la tuvieron pero ahí van con su lucha, sin volver, porque nunca se fueron y siguen en las trincheras, no paran, algunos son incombustibles, otros medrando y más de lo mismo; también llegaron nuevos nombres que alzan la voz y ponen sus condiciones antes de ganar la batalla. Mientras tanto la calle aguarda y los interrogantes siguen ahí, en la espera de una nueva primavera que nos traiga más acuerdos entre los políticos y menos rivalidad ¿será mucho pedir?