Me alegra comprobar cómo una vez más, los Magos de Oriente cumplieron con su compromiso y pasaron por aquí, dejándose ver entre nosotros envueltos en esa luz renovada que acampa entre aquellos que la buscan y siguen creyendo en su poder que no es otro que el de hacer posible que los deseos se conviertan en gestos, en sentimientos y en ganas de seguir compartiendo, a pesar de los pesares, aunque no veamos con claridad el norte, estemos perdidos en la oscuridad pero sentimos el reflejo que nos ilumina al borde del camino.
Y es que seguimos necesitados de nuevas oportunidades que nos hagan creer en que es posible cambiar aunque por estas tierras no estamos para tirar mucho y menos aún ahora, con todo el maremágnum combinado de crisis que aflora en todos los rincones y que vemos en el rostro de aquellos que sufren la pobreza de forma directa y en otros que, de refilón también tienen que lidiar el día a día sin medios, ni recursos y en contra de todo…
Ahora, como muchos dicen que es la crisis justificadora de todo- quizás sea así o vete tú a saber- nos hemos vuelto mucho más solitarios, individualistas y hasta nos refugiamos en el pasado como una forma de no poder con el presente. Por eso, al final de las fiestas navideñas, para unos largas o cortas, densas o redundantes, con más de lo mismo… como si fuera necesario y rompiendo los primeros días de un año incierto hemos recibido con gran anhelo la visita de esos personajes que simbolizan la necesidad de seguir adelante, siempre adelante…
Los Magos conocedores de que esta mala racha que sufrimos tiene sus efectos en los sentimientos de muchos ciudadanos que vemos cómo todo se relativiza y se vuelve etéreo, mientras no se ve un horizonte que nos serene la mirada, no han pasado de largo, se han hecho presentes una vez más y siguen apostando por acercarse a cada uno de nosotros, sobre todo a aquellos que más lo necesitan, sin distinción de ideas, etiqueta social, ni edad, aunque su pasión siempre han sido y serán los desfavorecidos, los que no tienen salud, por todos aquellos que siguen creyendo que hay que seguir apostando por una ilusión, por los sentimientos, por el interior.
Esperemos que ahora que reiniciamos de nuevo la vuelta de enero, entre tantos interrogantes y dudas, en pleno epicentro de una tormenta electoral que no cesa, cuando es necesario llegar a tomar importantes decisiones, podamos recobrar el sentido a este presente incierto que vivimos y que el espíritu mágico que nos visitó en la noche de Reyes nos ayuden a encarar este nuevo 2016 con empuje y grandes dosis de paciencia, de templanza, para verlas venir sin perder el ánimo y estando a la espera, sin bajar la guardia, confiando en que se puede recuperar esa ilusión perdida, la que necesitamos para retomar el vuelo.