Ahora que ya estamos en temporada baja, en un nuevo otoño preelectoral donde se darán citan mensajes de todas las consignas comprobamos cómo el discurso de los políticos se tiñe de referencias directas e indirectas a la educación. En tiempo de elecciones, como siempre ocurre, el terreno educativo es un caldo de cultivo para levantar lanzas, resucitar fantasmas y hasta argumentar discursos de promesas incumplidas. Y todo ello, en estos momentos que vivimos está agravado con los recortes que hacen los políticos al aplicar sus políticas anticrisis, provocando como vemos que los docentes se unan y se tiren a luchar desde sus trincheras en las jornadas de huelga de gallegos, madrileños, navarros y próximas convocatorias del profesorado de Castilla-La Mancha. El hecho es que la protesta educativa está en la calle y los paros y manifestaciones abogan por defender que la educación tenga docentes y calidad.
Sin embargo, quizás más de algún ciudadano pensará que lo que ocurre atañe sólo a los maestros y que se quejan porque le han aumentado las horas de clase, por lo que el tema va con ellos…ya se han encargado algunos consejeros de educación de las comunidades autónomas en cuestión en salir en algunas teles con la cantinela de que lo que ocurre es una pataleta de los profesores, confundiendo de este modo a una ciudadanía que no se parará a pensar y que sigue pensando que lo que ocurre es tan sólo del colectivo de maestros, es decir como si la enseñanza fuera propiedad exclusiva de los profesores, no de todos.
Sin embargo, esta situación de desencanto no es, como vemos, genuina de nuestro país. En Francia como hemos visto en los medios, miles de profesores, padres y alumnos salieron a la calle en París y casi en un centenar de ciudades para protestar contra la “degradación de la enseñanza” y los recortes presupuestarios y de maestros decididos por el Gobierno Sarkozy. La huelga, convocada de forma inédita tanto en los colegios públicos como en los privados, ha estado minimizada desde el poder y etiquetada, como pasa aquí, como de huelgas políticas, para orquestar la campaña próxima electoral que se realizará en el país vecino. Quizás el ejemplo francés nos pone en aviso de lo que nos puede llegar pronto, ya que también ellos venían recortando a sus maestros. Así, el escenario que se pinta en el país vecino ha resucitado clases cada vez más masificadas dejando a un lado la acción cercana y tutorial así como la reducción de asignaturas y materias humanistas y optativas. Al parecer, desde que la educación ya no es una prioridad, porque no es rentable, todo está justificado… Esta idea de de empeñarse en reducir, tijeretear aún más, para justificar que todo es posible, es lo que indigna a los docentes y también a muchos ciudadanos que seguimos pensando que no todo debe ser tijereteado de la misma manera, habrá que priorizar ¿no?