Metidos ya en la segunda quincena de septiembre y con los recuerdos de un verano atípico, caracterizado por la prolongación del más de lo mismo, la espera continua y la interinidad del no saber por dónde caminar nos encontramos de nuevo aquí, deseando que el nuevo curso 2016-2017 iniciado hace unos días sea mejor que el anterior, veremos a ver qué pasa y con buenos deseos reiniciamos esa vuelta, nos acercamos de nuevo a las noticias, a lo que pasa y a sus protagonistas, para retomar el pulso a los temas educativos que son cada vez más centro de atención de los ciudadanos.
La vuelta siempre es noticia, con sus más y sus menos, las familias sufren la gran cuesta que se nota en sus bolsillos, otros no pueden notarlo porque los tienen agujereados, mientras muchos levantan sus voces ante las chapuzas y las quejas que son el caballo de batalla de estos días.
La vuelta es así, aunque no debiera acaparar tanto despliegue informativo, pero la realidad manda y no se justifica que cuando lleguen estos días muchas cuestiones importantes estén por solucionar, mientras se impone una vuelta tempranera que se vende como algo novedoso, pero que se tambalea porque no tiene garantizada el encaje de bolillo propio, de una buena planificación que resuelva adjudicaciones de profesorado, distribución de alumnado, centros en condiciones. Sin duda, y me consta que no debe ser fácil poner en solfa todo para empezar, no debe ser, pero habrá que revisar el calendario o los tiempos para iniciar con garantías el nuevo curso.
En este sentido, me ha llamado la atención la gran diferencia de fechas de la vuelta al cole en localidades y comunidades autónomas, así como en universidades públicas y privadas.
Y aunque hay que volver, cuanto antes si se puede, o se aplaza unos días si no, creo que tendríamos que cuidar mucho mejor esa vuelta, por bien de todos; en especial del alumnado que se incorpora a los centros, también y mucho a los docentes que tienen que lidiar, en primera persona, esa vuelta, son los que tiran del hilo, dan los pasos para que todo se encaje y funcione en esos centros que tienen que acoger con las manos abiertas a los que vuelven, a quienes vienen de cero, a los que siguen con nosotros…
Y son ellos quienes dan la cara, se ponen con las manos a la obra para remediar las faltas, parar las críticas, resolver los problemas en las aulas y en los centros. Ahí va eso…
El primer día de la vuelta es importantísimo, es la carta de presentación que se graba, se queda en la retina de esa película que se inicia sin un final…
Ahora que toca llevar la mochila puesta, coger los bártulos y lanzarse a clase con empuje, lo mejor sería tomarlo con cercanía, valorando lo mucho que se hace para que merezca la pena volver, pero con garantías – eso sí -de hacerlo bien.