Una vez más en el inicio de esta nueva legislatura lo educativo se abre paso entre las portadas de los medios y pasa a ser actualidad, como cuando la pasada semana informaron sobre la primera intervención del nuevo ministro, José Ignacio Wert, ante la Comisión de Educación del Congreso de los Diputados, al diseñar el pasado 31 de enero la tendencia a seguir y las intenciones en su hacer en la legislatura… sin duda, polémica como vimos, más porque no creo que las medidas que puso encima de la mesa sean fundamentales para paliar los problemas educativos. Hemos llevado un largo barbecho en cuestiones educativos, un parón manifiesto entre los últimos meses del ministro Gabilondo donde todo estaba en la sombra y en el aire, y no porque no hubiera voluntad de diálogo, sino por no llegar a consensuar puntos, ideas básicas dando esa sensación de suspensión, de espera prolongada hasta llegar a las urnas y así hasta ahora que ya victoriosos y con mayoría, los populares tienen, como dirían algunos, la sartén por el mango y la libertad para tirar por un lado, o por otro, pero en definitiva la capacidad de orquestar, aunque no olvidemos que habrá que interpretar la partitura.
Al mismo tiempo los nuevos inquilinos tendrán que hacer suyo el espacio y lo de siempre, quitar y poner, cambiar o mejor transformar, aunque en ocasiones se sigue viendo que se sacan de la chistera aquellas viejas ideas prefijadas que ya se tienen y que se siguen teniendo, aunque estaban soterradas, latentes, como si hubieran pasado ya a la historia…de nuevo, sin apenas tener tiempo para ver aquello del qué es lo fundamental y lo accesorio, vemos cómo en Educación todo es posible, todo cabe y todo está por resolver, y de poco sirven los legados anteriores o algunas propuestas que sin madurar siguen soterradas…junto a ello un nuevo escenario nos tiene preocupados y puede ser también que influya en la toma decisiones y en ir hacia un lado y otro, me refiero al efecto boomerang de las tormentas económicas europeas, los recortes y el protagonismo de los mercados que puede servir como para justificar cambios, presionar y decidir, o determina algunos de los efectos que el nuevo ministro educativo intentará conseguir.
De este modo, Wert y su equipo sin compás de espera y dando un golpe de timón nos impresionaron con dos temas: la reforma de la estructura de la Secundaria y el Bachillerato y la supresión de la asignatura de Educación para la Ciudadanía que quiere transformarla en otra y que se llame Educación Cívica y, además, Constitucional, ahí va eso… y digo yo ¿es que no hay problemas mayores en la casa, de esos que tendríamos que priorizar?Una vez más observo como falta sosiego y diálogo y no es bueno, de entrada, plantear la reforma de forma unilateral, por el tejado, mejor dar un tiempo y esperar mientras revisamos el interior.