Los ecos no tan lejanos de los efectos de la pasada fiesta del Bando ya son de nuevo noticia; en general más de lo mismo, e incluso esta vez con cierto incremento referido a las intoxicaciones etílicas que unido al ruido y toma de las aceras por las barras montadas en pleno centro ha ocasionado que muchos ciudadanos tuvieran que sufrir estoicamente el ruído y las consecuencias propias de una invasión autorizada y permitida. Porque son los responsables del Ayuntamiento quienes dan el visto bueno a este, denominado ya por algunos, ContraBando capitalino que nada tiene que ver con ese desfile macro que enaltece el sentir de tantos y la añoranza de quienes recordarán aquellos tiempos dorados donde la huerta inundaba la ciudad.
Ahora lo genuino y la nota la dan aquellos que pasan el dia entero y parte de la noche con la marcha machacando la ciudad por sus cuatro costados. En el Dia del Bando de la Huerta todo está permitido, todo también es posible y cada vez más se constata que una cosa es el Bando oficial, el pasacalles y los momentos de huertanismo y esplendor simbólico de la fiesta folklórica o costumbrista y otra, totalmente diferente la referida a la toma de la ciudad por el escándalo provocado por miles de personajes ataviados que deciden tirarse a la calle, a tomar las aceras y plazas, la calzada sin pudor, con el alcohol por montera convirtiendo el centro de una ciudad en un agujero negro de basura, aunque se quiera vender a los cuatro vientos el toque de murcianía y huertanismo que inunda los rincones de la gran ciudad…
Es un hecho innegable que autorizar la instalación de barras con música a la carta, sin control del volúmen, a muchos bares y restaurantes posibilita la molestia y propaga un modelo de defensa a ultranza de una apuesta por el alcohol, el ruido y lo más grave… divulgar una actitud hipócrita que se contradice con el esfuerzo invertido de esas campañas educativas pagadas de fondos públicos, para no beber que no sirven para nada, como hemos comprobado con ese aumento de intoxicaciones.
De nada sirve montar campañas, decirle a la gente jóven que no beba… si se autoriza a los adultos y maduritos que monten sus chiringuitos. El consumo de alcohol debe estar reservado a los locales, no en la calle, en la calzada…los ciudadanos tenemos derecho a que se respete el poder transitar por las aceras como Dios manda, sin ir medio encogidos y con las cuatro miradas puestas en lo que te viene por la izquierda, delante o detrás…era vergonzoso ver cómo la tarde el martes, ya al filo de las ocho y pico, cómo el centro estaba paralizado, no se podia salir en coche, uno tenía la sensación de estar acorralado entre gritos, música, voces y muchos ,no sé … tropecientos pseudohuertanos tecnobarbarizados gritaban, bebían y cortaban las calles sin compasión, como si el mundo fuera suyo ¡ qué verguenza¡ mientras tanto, en la lejanía y sigilosos o no queriendo destacarse estaban al acecho dos polis locales, imagino que mirando el reloj que marca los minutos de penitencia.
¡ qué hipocresía¡
Estamos pemitiendo una ciudada sitiada, acorralada, por la izquierda y la derecha, mientras en su Gran Via pasaban los lecheros y los caballos, los carros, las peñas…¡qué Bando más internacional¡ aunque en pleno centro el exceso de alcohol hacía de las suyas entre muchos que meaban en los portales, se tiraban por los suelos y llevaban la borrachera también con internacionalidad o murcianía, pero sin encogimiento, …esperemos que los responsables municipales tomen nota y valoren sus campañas, desautoricen las barras y se mojen ante esta situación de barbarismo tan evidente que estamos padeciendo y que tomen partido para no dar lugar a que el año que viene todo ésto llegue a más y la degradación pueda ser apoteósica o lamentable.