No me gusta hacer balances desde que la balanza cae siempre del mismo lado. No es nada personal. Tampoco jugaría a una ruleta que estuviera trucada. Los años se acaban, los planes se rehacen, los consuelos se desmontan y, en medio, nosotros. Cifras y hombres: qué cosa tan distinta y sin embargo qué a menudo se muestran mezclados. La combinación de números y carne da resultados extraños y casi siempre desconcertantes, engendros de la estadística que esconden el drama íntimo tras los ordinales.
El año que cerramos hasta arriba de matasuegras y de besos en la mejilla -que por cierto, tanta gloria lleve como paz deja-, ha roto todas nuestras expectativas por debajo y ahora sabemos que ha dejado 11.630 parados más en la Región de Murcia. Un número que nunca será tan verdad como la carne blanda que rodea a los huesos de los hombres y mujeres que se desayunan cada mañana otro tazón de nada que hacer.
El futuro se parece a un billete de avión o a un pasillo demasiado largo, según cómo pose para nosotros. Los aviones nos sobrevuelan llenos de carne, carne que perdemos y que echaremos de menos. España es un país de pasajeros. Y los números nunca te cuentan cómo les ha ido el día cuando abres el Skype.