Calle Hernández de Tejada, 10. Madrid. Reunión de urgencia de la Liga del Fútbol Profesional. Su presidente, Javier Tebas, ha convocado a Florentino Pérez, Sandro Rossel, Amadeo Salvo, Josu Urrutia, Miguel Archanco, Valentín Botella y Pepe Sepulcre. Caras serias porque la amenaza es grave: Europa dice que el fútbol español juega con las cartas marcadas y que recibe ayudas públicas ilegales. ‘¡Qué cachondo es el Almunia este!’, parece que comentó Tebas, quizá para romper un poco el hielo ante la cara circunspecta de los presentes en esta mesa re reuniones, ‘y eso que es del Athletic’. Como si no tuviera la Comisión cosas más importantes en qué perder el tiempo en lugar de fijarse en los clubes españoles.
Florentino, con el rostro algo más avinagrado que de costumbre, tomó la palabra cortando en seco al dicharachero Tebas e imponiendo su estatus a la reunión ‘¿Es gordo lo vuestro?’, preguntó Sandro. ‘A nosotros nos podrían meter mano con el tema de la sociedad anónima, aunque eso es lo que menos nos preocupa. Ya hemos modificado los estatutos del club para que no pase nunca a manos de un jeque desaprensivo y con el dinero por castigo y siga estando controlado por los nuestros. Lo malo es lo del pelotazo de la Ciudad Deportiva de La Castellana. A ver cómo contamos a Bruselas lo de la recalificación, las torres y todo lo que hemos montado en Valdebebas’ ‘ ¡Coño, Floren!’, exclamó el presidente del Barça. ‘Mira la que has organizado con el número de Garreth Bale y los 100 kilos. Luego te extraña que los alemanes estén mosqueados y digan que menos mal que España es un país con la economía hecha unos zorros, preguntándose de dónde narices saca esta gente ese pastizal para comprar a un jugador’. La mirada de Florentino era más penetrante que las tuneladoras del Metro.
Esto que estamos contando es, evidentemente, un relato imaginario de una reunión imaginaria para tratar de un asunto imaginario. Porque en España, como todo el mundo sabe o debería saber, no hay ayudas fraudulentas al fútbol. En España el fútbol no tiene un trato de favor con las administraciones. En España el fútbol paga sus impuestos como todo hijo de vecino, en tiempo y forma. En España el fútbol pasa los mismos controles que cualquier empresa. En España no se diseñan planes a medida para sanear a los clubes de fútbol. En España las televisiones públicas no firman contratos millonarios para después no ofrecer ni un solo partido del equipo beneficiado. En España no se recalifican terrenos para construir nuevos estadios tras la venta de los viejos campos de juego situados en unos solares de estratégico valor. En España el tratamiento fiscal de las estrellas mejor pagas es idéntica al que se da a cualquier profesional o artista. En España los políticos, da igual el partido al que pertenezcan, no son asiduos invitados a los palcos de honor de los estadios y tampoco son agasajados por los presidente de turno. En España no ocurren estas cosas. Desde luego que no. Vamos, que los alemanes se han columpiado y nos han vuelto a acusar de manirrotos, malos gestores protegidos por el poder y de vivir por encima de nuestras posibilidades. Tendrán valor estos cabezas cuadradas reconcomidos por la cochina envidia.
Nos han pillado , aunque ahora respondamos a los malvados burócratas de la Comisión Europea siguiendo a rajatabla el manual, es decir, negando la mayor, intentando ir de víctimas de complots malvados empeñados en ensombrecer nuestras gestas deportivas para, por último, acabar reconociendo que, bueno, algo hay, pero poquito, oiga, que no es para tanto. Todo acabará en un tirón de orejas y una petición a nuestros abnegados directivos y clase política para que la próxima vez se disimule un poquito más y no se haga ostentación de fichajes desproporcionados o remodelaciones tipo Taj Mahal de estadios. Ojos que no ven…