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Igor Paskual

La Tentación del Mundial

Falsos mitos sobre Alemania y Argentina

Beckham y uno de sus hijos conversan con Kaká./ Former English footballer David Beckham (C) attends the closing ceremony prior to the 2014 FIFA World Cup final football match between Germany and Argentina at the Maracana Stadium in Rio de Janeiro, Brazil on July 13, 2014. AFP PHOTO / NELSON ALMEIDA

 

Beckham y uno de sus hijos conversan con Kaká.

Beckham y uno de sus hijos conversan con Kaká.

¿Por qué los artistas, actores y músicos preferían que ganase Argentina antes que Alemania? Existen dos razones, pero la principal es porque los artistas son, como todo el mundo, bastante interesados. Aunque Argentina viva en una crisis perpetua, aún sigue siendo un país muy culto y es un destino laboral excelente para actores y cantantes. Éstos, sabiendo de la pasión descomunal de los argentinos por el fútbol, no dudan en vincularse con la albiceleste para caer en gracia al público de allí. Así que, en cualquier entrevista pública sobre sus preferencias futboleras, siempre van a decir que valoran más a Argentina que a Alemania o que un trozo de corazón suyo reside en La Boca. Y después añaden algún tópico más sobre el apasionado espectador argentino.

Todos en España dicen lo mismo. Milongas. Y, cuidado, yo también tengo un trozo de mi corazón en Argentina y, por tanto, con Argentina. He ido a Buenos Aires como nueve veces, he tocado allí y colaborado en estudio con bandas como Los Primitivos, Fede Kempff o, ahora, Motorama. Y pienso volver, volver, volver, todas las veces que pueda. Por mil y una razones maravillosas. Pero jamás hay que hacerle la pelota al público. No nos engañemos, la mitad de los que hablan maravillas del fútbol argentino se mearían de miedo en un estadio de allí. Preferirían uno alemán. Y se irían de paseo a las tres de la mañana antes por Berlín que por su Boca querida.

Pero, claro, saben que a Alemania no van a trabajar ellos, sino los ingenieros o los D.J’s. Y, en términos estrictamente futbolísticos, no hubiese sido injusto que Argentina ganase una final librada de poder a poder, pero sí que ganase el Mundial. Alemania apostó por una idea de juego hace casi una década. Pese a las derrotas, nunca dejó de creer en lo que hacía. Sabía que estaba en el camino correcto.

Los alemanes dejaron atrás los viejos ropajes y se construyeron una identidad nueva. ¿Hay algo más romántico que la Alemania de este Mundial? Practicaron un estilo que está en contra de la actual corriente conservadora que rechaza el balón, el pase y la belleza. Sin embargo, en el imaginario popular, todavía se considera que Alemania es un ejército de diplodocus rubicundos con menos imaginación que un notario. Pese a que esto no es así, los artistas, tan reacios a cambiar de prejuicios, siguen creyendo que Alemania representa al poder establecido. De ahí procede también su apoyo a la selección argentina, a la que asocian con la lucha contra el sistema. Maradona y su discurso embriagador y, a veces, maniqueo, ha tenido mucho que ver con esta imagen. Por ejemplo, su gol injusto a Inglaterra con la mano es “la mano de Dios” pero, cuatro años después, el penalti injusto que sufre Argentina en la final de Italia 90 es una venganza de la FIFA.

Y es que Argentina ha sabido vender su idiosincrasia caótica y vibrante como si fuera una expresión de su alma de artista. Viven ‘hacia afuera”. Alemania, por el contrario, pese a todo el arte y la filosofía que nos ha dado, no se hace notar como una nación de poetas románticos (que lo fueron) sino como un pueblo de trabajadores sin alma. Viven “hacia dentro”.

Dejémonos de engaños. Aunque en el terreno de la pasión y el balonpié no nos gusta que se rompan nuestros estereotipos, hace mucho tiempo que los papeles clásicos del teatro del fútbol se invirtieron o se mezclaron. Enhorabuena a los finalistas, pero no se fíe de los artistas.

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