Las pesadillas ligeras no recordadas nos ponen de pronto a hacer cosas extrañas, en medio de la noche. Son las cuatro y media de la madrugada y esta vez no me levanto a beber una pinta de cerveza alemana o checa, como suelo hacer a esas horas para rebajar un poco la velocidad de mi […]
Algunas personas bienintencionadas e indocumentadas me recomiendan siempre viajar a algún sitio para “desconectar de todo”. Pero las zozobras del alma tienen facultad para estar en dos lugares al mismo tiempo: allá donde las dejamos y allá donde vamos. Sólo que en este segundo lugar parecen más cebadas y amenazantes. Sólo debe desplazarse uno con […]
La opinión pública y la publicada encontraron, aliviadas, la razón de que un copiloto estrelle a propósito un avión en los Alpes con 150 inocentes a bordo: lo había dejado la novia. Impresionante documento. Gran noticia para el discurso feminista rampante. Si la mujer huye del macho, éste no se conforma ya con esperarla en […]
Mi primo Pedrito, joven triunfador, es de los hombres más despiertos que he conocido. Me junto con él a menudo por ver si se me pega algo y algún año de estos salgo de esa especie de narcolepsia de nacimiento que indignaba a mis profesores al sacarme a la pizarra, en las mañanas del “cole”: […]
Tras años tentándome en la cabeza, me atrevo a volver sobre “Tierras de penumbra” (1993), lo mejor del cineasta sir Richard Attenborough y con la que, en su día, nos secamos las inevitables lágrimas en la pechera del acomodador. No tengo bastante presencia de ánimo para reincidir con, por ejemplo, “Los puentes de Madison” de […]
Este diario quiere ser una especie de “libro negro de autoayuda”. Será, a mi manera, un canto a la vida, a la limitada y mediocre (claro está), escrito por alguien bastante poco vivo. Me dirijo a los derrotados, convalecientes de alma, a los que llevan vida vegetativa o a los que se alimentan de recuerdos […]
José Antonio Martínez-Abarca. Nació una vez en un sitio tan bueno como otro cualquiera. Es lo que antiguamente solía llamarse un "columnista de prensa". Ha publicado demasiado sobre demasiados asuntos en diversos periódicos; pero guarda pocos recuerdos de ello, como si le hubiese sucedido a otro. Puede que, en efecto, fuera otro. Esto es lo primero que escribe sin aplicar la autocensura. Todos los lugares y hechos de este diario serán reales. Sólo se ocultarán algunos nombres por una doble cortesía: hacia el pudor de las señoritas y hacia el vigente Código Penal.
Pretendo sólo salvar lo que de valioso hay en cualquier pequeño infierno cotidiano, para hacerlo llevadero y a veces sublime.