En alguna ocasión pasé la noche en una casa considerada encantada, en el campo español. No revelaré su localización por no perjudicar comercialmente a su propietario, o no servir de llamada a curiosos que puedan molestar a sus actuales arrendatarios. Era un edificio que contenía eso que se conoce como fantasma. Puede que ya no […]
Los jugadores de rugby son, como resulta previsible, hombres poco impresionables. Si son casi indiferentes al dolor de sus huesos rotos, en los que no creen, mucho menos repararán en visiones sobrenaturales y presencias inexplicables. Para ellos la realidad es sólo aquello que puede ser apartado de un empujón. Sin embargo, la selección galesa de […]
En el curso de la vida, conforme se gana experiencia enriquecedora se va perdiendo, por algún agujero oculto, otra parte de esa misma experiencia. Cuando se dice “los viejos tienen mucha experiencia” muchas veces no es exacto. Han podido perderla. De pronto, con los años, te enfrentas a cosas que habías hecho mil veces antes […]
Cierta vez antes de la crisis un camarero, vestido de rigurosa etiqueta en el W.C. de un restaurante, me fue poniendo delicadamente cubitos de hielo en un urinario para que mi orina tibia los fuese deshaciendo y no ascendiera el hedor. Me sobrevino en ese momento una profunda indisposición hacia el lujo, que aún padezco. […]
José Antonio Martínez-Abarca. Nació una vez en un sitio tan bueno como otro cualquiera. Es lo que antiguamente solía llamarse un "columnista de prensa". Ha publicado demasiado sobre demasiados asuntos en diversos periódicos; pero guarda pocos recuerdos de ello, como si le hubiese sucedido a otro. Puede que, en efecto, fuera otro. Esto es lo primero que escribe sin aplicar la autocensura. Todos los lugares y hechos de este diario serán reales. Sólo se ocultarán algunos nombres por una doble cortesía: hacia el pudor de las señoritas y hacia el vigente Código Penal.
Pretendo sólo salvar lo que de valioso hay en cualquier pequeño infierno cotidiano, para hacerlo llevadero y a veces sublime.