>

Blogs

La indiferencia masculina

Muchas chicas, extendiendo indebidamente su mentalidad a los tíos, tienden a creer que éstos, si parecen recular ante las solicitaciones de ellas, es que pueden estar siguiendo algún tipo de compleja estrategia amorosa. Muchas mujeres quieren creer esto, para no enfrentarse a una verdad incómoda: Si parece que los hombres sienten indiferencia, no es nunca una estrategia amorosa sino indiferencia auténtica. El motivo puede que no sea la mujer, pero la indiferencia seguirá estando ahí.

He conocido pocos casos de hombres que se molesten en idear enrevesadas arquitecturas para conseguir algún tipo de fines. Pero mucho menos si el fin es conseguir a una chica. De hecho, no he conocido a ninguno. Además, hoy se abre paso la convicción entre los hombres de que, en las actuales condiciones de liberalización del “rol” de la mujer, eligen exclusivamente ellas. Si ellas se montan una película en la que tú eres protagonista, te parezcas o no realmente a quien han imaginado, serás el elegido. Si no, ya puedes cruzar el espacio entre la Tierra y la Luna a nado en señal de amor que estarás eliminado. Lo más disuasorio que una mujer le puede decir a un hombre que la pretende es: “trabájatelo, y ya veremos”. Un excelente consejo para los de mi especie: hombres, si escucháis “cúrratelo” de una mujer, huid en ese mismo momento, insensatos. Las mujeres dicen “cúrratelo” por mera curiosidad perversa, por comprobar hasta dónde pueden ser admiradas. Lo siguiente que dirán al incauto que se lo ha “currado”, cuando se ponga insistente, es el terrible “es que en realidad te veo como amigo”.

Los libros sobre maliciosas estrategias políticas o militares los han escrito hombres, pero en conquista amorosa los aplican las mujeres. Para los hombres, no hay ningún tablero sobre el que ensayar movimientos amorosos sutiles. Sencillamente los hombres no están en ese juego. El cálculo en la conquista es una virtud eminentemente femenina. Y sin embargo las mujeres femeinizan al hombre para tratar de buscar significados ocultos en un aparente desinterés masculino. Lo aparente les parece demasiado claro como para poder considerarlo como cierto. “¿Si fulanito no me ha llamado durante dos meses, qué pretenderá decir con eso?” En el fondo, la mujer interesada en un hombre se niega a considerar la verosimilitud de la apariencia más simple. Ellas con los hombres juegan al póker duro y de pronto las ponen ante una simplona partida de tres en raya.

La apariencia en el hombre es lo real. Aunque es evidente, por supuesto, que la indiferencia del hombre hacia una mujer concreta puede deberse a variados motivos que no tengan que ver con su atractivo femenino: por cansancio, por estar uno despidiéndose de todo, por estar en pleno proceso de “afantasmamiento” personal, porque vive en el pasado y no existe ningún incentivo lo bastante poderoso como para reclamarlo en el presente… Puede haber muchas causas. Pero ninguna de ellas será que ese hombre, para conquistar a una mujer, está siguiendo una ruta de trayectoria curvilínea. La curva en la conquista amorosa no existe en el imaginario masculino, como en ciertas severas arquitecturas antiguas. La curva nos hace perder frecuentemente la paciencia a los hombres. La curva es privativa de la mujer.

Temas

Sobre el autor

José Antonio Martínez-Abarca. Nació una vez en un sitio tan bueno como otro cualquiera. Es lo que antiguamente solía llamarse un "columnista de prensa". Ha publicado demasiado sobre demasiados asuntos en diversos periódicos; pero guarda pocos recuerdos de ello, como si le hubiese sucedido a otro. Puede que, en efecto, fuera otro. Esto es lo primero que escribe sin aplicar la autocensura. Todos los lugares y hechos de este diario serán reales. Sólo se ocultarán algunos nombres por una doble cortesía: hacia el pudor de las señoritas y hacia el vigente Código Penal. Pretendo sólo salvar lo que de valioso hay en cualquier pequeño infierno cotidiano, para hacerlo llevadero y a veces sublime.


marzo 2016
MTWTFSS
 123456
78910111213
14151617181920
21222324252627
28293031