Conservo en la mesita de noche, desde hace años, un osito de azúcar con un corazón en el centro. Reunir las palabras “corazón” y “azúcar” en un mismo texto me es desagradable, pero en este caso también necesario. Una chica me ofreció esa simple chuchería como símbolo de un sentimiento trascendente, la tarde en que […]
Mi madre me recomienda arrojar a un contenedor todas mis cosas queridas, que ella llama enredos, o directamente “mierdas”. “¿Qué has hecho al final con tus mierdas”, me pregunta algunas veces, con cara de que le llega, racheado, un cierto aroma de lo que he ido atesorando con amor a lo largo y estrecho de […]
Todos tendemos a pensar con frecuencia que una acción concreta, un día en que elegimos hacer una cosa y no otra, dirigió nuestra vida. La determinó normalmente para mal. Por eso le damos muchas vueltas, tantos años después, tratando de volver al instante en que optamos, sin fijarnos, por agarrar la pajita más corta. Buscamos […]
José Antonio Martínez-Abarca. Nació una vez en un sitio tan bueno como otro cualquiera. Es lo que antiguamente solía llamarse un "columnista de prensa". Ha publicado demasiado sobre demasiados asuntos en diversos periódicos; pero guarda pocos recuerdos de ello, como si le hubiese sucedido a otro. Puede que, en efecto, fuera otro. Esto es lo primero que escribe sin aplicar la autocensura. Todos los lugares y hechos de este diario serán reales. Sólo se ocultarán algunos nombres por una doble cortesía: hacia el pudor de las señoritas y hacia el vigente Código Penal.
Pretendo sólo salvar lo que de valioso hay en cualquier pequeño infierno cotidiano, para hacerlo llevadero y a veces sublime.