José Luis Mendoza ha amagado por segunda vez con donar la Universidad Católica de Murcia (UCAM) al Obispado en un gesto que delata de nuevo sus tribulaciones al frente de esta institución, y que van acompasadas a las polémicas que jalonan la historia de esta empresa de la Iglesia en manos de uno de los seglares más influyentes del orbe cristiano. Primero fue su enfrentamiento con Reig Pla por la titularidad y propiedad de la UCAM, que acabó con el destierro del prelado a una diócesis de menor entidad, como la de Alcalá de Henares.
Entonces, Mendoza dijo estar dispuesto a ceder sus bienes, previo pago de 30 millones de euros por parte del Obispado, una cantidad estratosférica para las arcas de la Diócesis de Cartagena, cuyo principal desvelo en este asunto ha sido siempre evitar que le salpicara la gestión financiera de la UCAM. En el fragor de la guerra con Reig Pla, los partidarios del obispo sólo tenían una preocupación: de una debable económica de la UCAM no le pasara factura a la Diócesis.
Como recuerda Jesús Bastante en el interesante informe publicado en La Verdad, el segundo envite de Mendoza se ha producido estos días con su disposición a desprendense de los bienes de la UCAM: un anuncio-advertencia-amenaza-aviso que coincide con nuevos problemas. Mendoza necesita Magisterio y Medicina para impulsar la institución académica, y estas titulaciones no llegan. Recuerden cómo consiguió los estudios de Arquitectura: un día se los negó la Consejería de Educación y al siguiente se los concedió el Gobierno regional después de que Mendoza apretara algunas clavijas en Madrid.
Sobre la contabilidad, éste siempre ha negado que su universidad estuviera en dificultades, aunque debe responder de los préstamos que ha ido asumiendo, a la vez que confía una buena parte de la salud financiera a las plusvalías por la recalificación de terrenos.
Puede que la generosidad franciscana del dueño de la UCAM se quede en un brindis al sol o en una rabieta, pero en el Gobierno regional se echan a temblar ante la perspectiva de que haya que cambiar otra vez los estatutos de la Universidad Católica, después de la movida de la etapa de Reig Pla. A todo esto, ¿qué cuenta en este película el documento que suscribieron Mendoza y el obispo Lorca Planes el año pasado firmando la paz, donde quedaba claro el reparto de papeles entre la Fundación y el Obispado?