Tirar de la cadena también ha dejado de ser gratis. Adif (la Renfe de antes, para entendernos) cobra desde el lunes pasado 60 céntimos por usar el retrete en la estación de Atocha, y a cambio te ofrece una cabina limpia (¡!) con fotografías de colores y aire acondicionado. Supongo que al menos darán factura. Está por saber cómo se las arreglará para aliviarse un pasajero que se quede sin calderilla y se vea urgido por un apretón mientras aguarda su tren, da igual si es de cercanías o de largo recorrido. La compañía ferroviaria anuncia que Atocha no es sino el principio de una nueva era en la que, además de cobrarte el viaje y sablearte en el coche-bar, te hará pagar por el WC de las estaciones. Espero que El Carmen y Cartagena queden fuera de esta novedad, por la misma regla de tres que han quedado fuera de las prioridades del AVE y de la red de estaciones soterradas, y porque no son precisamente un prodigio de modernidad; en la de Murcia, cuando no se rompe una de las dos máquinas expendedoras de billetes, es el ascensor de las vías que se utiliza para cambiar de andén lo que luce un cartelito de ‘averiado’.
Lo último que podíamos imaginar era que también privatizarían el váter, al amparo del mantra de la austeridad. Gracias a la clarividencia del ministro Ruiz-Gallardón, se llega al absurdo de que un fontanero deba abonar una tasa de 150 euros para reclamar judicialmente la factura impagada de una reparación por la que exigía 90 euros a su cliente; el ejemplo, delirante, no es metafórico, sino que está extraído del Boletín Oficial del Estado, y recuerda al tonto de Abundio, aquel que vendió el coche para comprar la gasolina. El afán recaudatorio de la Administración no tiene hartura. Empezaron por cobrarnos las bolsas de plástico en el súper, bajo el pretexto de proteger el medio ambiente, y luego se inventaron el euro por receta y el copago para la inyección del hospital, y ya se ve hasta dónde hemos llegado. O mejor habría que preguntarse hasta dónde vamos a llegar, porque a este paso terminarán tarifando por todo, y cobrar el paro o la jubilación saldrá a ingresar, como sale la declaración de la renta.
Según César Alierta, ya hemos superado la crisis. Lo dice porque el PIB ha crecido tímidamente después de nueve trimestres consecutivos de caídas, y porque Telefónica ganó hasta septiembre 3.145 millones de euros. Del agujero saldremos cuando el paro libere de sus garras a los casi seis millones de personas que aún mantiene atrapadas, pero a la normalidad no habremos vuelto mientras que tirar de la cadena en el retrete de una estación siga costando dinero con la excusa de que hay que luchar contra el déficit público.