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Joaquín García Cruz

Menuda política

Saura aprueba en PISA, pero suspende en Twitter

Pedro Saura sabe escribir (me consta), y de cuentas va bien (es profesor de Economía en la universidad), por lo que no me cabe duda de que aprobaría con nota la evaluación del Informe PISA; acerca de Ciencias (la tercera pata del examen que periódicamente saca los colores al sistema educativo español), no podemos sino conjeturar, dado que se desconoce si alguna vez se ocupó del camachuelo trompetero en su actividad de portavoz socialista en la Comisión de Hacienda del Congreso o si lo hizo en su etapa anterior como secretario general del PSRM-PSOE
En Twitter, sin embargo, suspendieron ayer a Saura. Lo suspendieron, lo abuchearon y lo castigaron -poniéndolo de cara a la pared, con los dos tomos del Diccionario de la RAE en la cabeza-, por culpa de una falta de ortografía que el diputado cometió cuando criticaba, precisamente, los malos resultados de PISA en la Región. A las 8.46 horas (Saura es madrugador), colgó este tuit en su cuenta, @pedrosaurag, donde en ese momento tenía 1.267 seguidores: «Haber si después de 18 años se enteran en el Gobierno de Murcia: no es ni el cemento ni las grandes obras es la educación!!» (sic). Qué inoportuno: un resbalón ortográfico (‘Haber’ por ‘A ver’) al censurar el pobre rendimiento de los escolares murcianos, que ocupan el  vergonzante penúltimo lugar en este capítulo de PISA. Le cayó la del pulpo a Saura, quien primero borró su infortunado tuit de su ‘timeline’, y dos horas y media después se disculpó a través del mismo medio, esta vez sin otro gazapo que yerros nimios de puntuación: «El teclado del teléfono y las prisas, no estoy demasiado puesto en estas técnicas, me han jugado una mala pasada: pido disculpas!!» (sic).
¡Que si quieres arroz, Catalina! Twitter es el diablo mismo disfrazado de red social, y no entiende de indultos ni discrimina entre falta de ortografía grave y leve, lapsus línguae o escritura predictiva. Decenas de tuiteros se descolgaron enseguida del ciberespacio (entre ellos, algún conspicuo militante del PP), otros -anónimos, naturalmente- escalaron desde las alcantarillas, y hubo también quienes, simplemente, lo molieron a descalificaciones, pidieron su dimisión o desconfiaron de las explicaciones dadas por el diputado, como los tuiteros @anai_martin 7h (no sé qué teléfono tendrá usted pero en el mío si empiezo a escribir con «a» de ningún modo me sale «haber») (sic), y @MALLEUSGERMANIC (Y una leche!»haber» en vez de «a ver»= falta de ortografía,asúmelo.Lo que más me jode es el sueldazo que cobras a costa nuestra») (sic).
De todo menos bonito le dijeron al hombre, una vez caído en la trampa del pájaro azul. El caso es que Saura se guardó de seguir tuiteando tras el chaparrón, seguramente a la espera de que escampara, y once horas después de tan intempestivo  error mantenía sus 1.267 seguidores (lo que tiene mérito, dadas las circunstancias), pero no había conseguido que nadie se sumara a su mensaje político y al debate ‘on line’ que el diputado pretendía alimentar: nos hemos gastado recursos ingentes en grandes obras, en lugar de invertirlos en el fortalecimiento de la escuela pública. Tampoco es del todo así, en realidad. La última evaluación de PISA se realizó en 52 colegios de la Región en los meses de abril y mayo de 2012, meses antes de la segunda oleada de recortes y despidos de interinos, y el informe recoge además otro hecho que pasó inadvertido ante la contundencia de las malas puntuaciones académicas: la ratio de profesores/alumno es superior en Murcia a la media nacional, lo que evidencia que no siempre la educación guarda una relación directa con el dinero.
Era loable la intención de Saura, pero todo esto (la política educativa, el debate social necesario) quedó engullido en un instante por la voracidad, la superficialidad y la mala educación que campean por Twitter. Otra vez será, diputado.

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