Da gusto mirar estos días a UPyD, no porque Rafael Sánchez haya perdido contra pronóstico la dirección del partido, o porque Encarna Hernández se la haya arrebatado, sino porque ambos la han peleado abiertamente, sin más artificio que la instalación de urnas para que los militantes se decantaran por uno de los dos postulantes. Un saludable ejercicio, la elección directa, que desde la semana pasada practica también el PSRM-PSOE para designar a su candidato autonómico en las primarias que han empezado a disputarse Rafael González Tovar y Roberto García. ¡Es la democracia!, se podría decir parafraseando a Bill Clinton en su duelo de 1992 contra W. Bush padre («the economy, stupid!»). Quizá habría que sugerir al PP que vaya dejando atrás su presidencialismo, más propio de tiempos pasados, y piense en articular mecanismos participativos al estilo de los utilizados por UPyD y PSOE, ahora que está a punto de decidir -Valcárcel- quién será el nuevo presidente de la Comunidad Autónoma, sin que los afiliados tengan vela en el entierro, y antes de que el desafecto ciudadano por los gobernantes se torne irreversible. José Antonio Monago, el presidente de Extremadura, acaba de comprometerse a limitar por ley los mandatos a ocho años, y Alberto Fabra anunció anteanoche en el Club Siglo XXI que modificará la ley electoral para que los diputados regionales puedan ser elegidos directamente por los vecinos de las circunscripciones a las que representan, al modo inglés. Salta a la vista que ni Monago ni Fabra se han convertido al 15-M de la noche a la mañana. Son los de siempre, que juegan una baza oportunista, pero de eso se trata, precisamente: de cambiar el paso antes de que la sociedad los arrolle, el clima político se haga irrespirable y la confianza en las instituciones públicas se hunda por completo.
El Comité Ejecutivo Regional del PP apostará por Pedro Antonio Sánchez o Juan Carlos Ruiz en función de la recomendación que le sea formulada por Valcárcel, una decisión que la Junta Directiva ratificará después sin pestañear. Pero la gente va ya por otro lado. Los empresarios abrieron recientemente las urnas para elegir a su presidente, y la comunidad universitaria de Murcia recurrirá también al sufragio para votar en abril al futuro rector. Con toda la naturalidad del mundo. Sin traumas. El relevo de Valcárcel ofrece al PP la oportunidad histórica de dar voz a sus afiliados, de forma que éstos se sientan útiles para el partido, y la sociedad crea, de verdad, que nuevas formas de hacer política son posibles.