Gente de Bullas
Cuando yo era niño, había que atravesar el corazón de Bullas, por dentro de su calle mayor y algunas de sus callejuelas, para seguir viaje a Cehegín y Caravaca. Era un recorrido desesperante, que aliviábamos con un juego de incomprensiones mutuas: los transeúntes no entendíamos por qué los bullenses, habitualmente embutidos en ropas gruesas con […]