La única explicación lógica que se me ocurre para la designación de Pilar Barreiro (¡por sexta vez!) como candidata del PP en Cartagena se halla quizá en una frase que es muy de su gusto: «Aquí mando yo». Y santa palabra. Todo lo demás carece de importancia. Las sospechas de tráfico de influencias que cubren la ciudad como la boria, sus vínculos con José Antonio Alonso (‘operación Púnica’), la puerta que su nominación cierra en el partido a la gente joven, la imputación por prevaricación en Novo Carthago, las complicidades que tras 20 años en el machito pudiera compartir con mandamases regionales… Al parecer, todo cuanto pulula por mentideros, medios de comunicación y tribunales de justicia responde solo a la calenturienta imaginación del pueblo, que es muy malpensado.