Oiremos muchas tonterías de aquí al 24M, pero también numerosas promesas de mayor calado que quedarán en agua de borrajas, y otras que conscientemente se lanzarán a humo de pajas. Siempre es así. Los partidos saben que les sale gratis alentar expectativas inverosímiles, porque después de las urnas no hay rendición de cuentas. Estaría bien que el regeneracionismo al que ahora parecen entregados incluyera cortafuegos contra la tomadura de pelo a los votantes; el referéndum revocatorio, por ejemplo, al que Hugo Chávez recurrió en 2004 para mantenerse en el poder, pero que también incorporan a sus ordenamientos jurídicos países sin tacha democrática como Estados Unidos, Suiza y Canadá. Algo habría que hacer contra la mendacidad en las campañas.