Es cosa sabida que la escalada de Ciudadanos se ha forjado en las torpezas del PP, en su actitud complaciente ante la corrupción y, en el caso de Murcia, también en la gravosa herencia que Valcárcel dejó a los suyos. Pero ya no es tiempo de análisis, sino de cábalas y prospecciones. Ahora lo que corresponde es preguntarse qué hará Ciudadanos, con quién, cómo y a cambio de qué. Salvo que todos los estudios demoscópicos hayan perdido el norte, la formación de Albert Rivera será decisiva en la constitución de comunidades y ayuntamientos después del 24M. La encuesta realizada por el Cemop para ‘La Verdad’ la sitúa en la Región incluso por delante del PSOE en estimación de voto, lo que relegaría a un plano secundario a un partido que ha gobernado en Murcia durante doce años. Y eso, cavilar acerca de qué rumbo tomarán las negociaciones postelectorales de Ciudadanos, parece más complicado. Si Rivera mantuviera su exigencia de no pactar con quien abriga a imputados, el acuerdo con el PP sería imposible en la Asamblea Regional y, a la luz de los sondeos, no cabe otra combinación que ésta o la de una alianza-que resultaría extraña- de Ciudadanos con PSOE y Podemos.

En cuanto al candidato Miguel Sánchez, tampoco tiene mucho sentido ya que sus adversarios sigan especulando sobre su idoneidad. Lo que toca es que le presenten los respetos, porque todo apunta a que otro Sánchez ganará, pero él decidirá, y eso le convertiría en el albacea de la voluntad popular. Es lo que hay.