Mal empezamos en el Ayuntamiento de Murcia. Primer Pleno, primer choque y primera desilusión. El PP y los cuatro partidos de la oposición discreparon ayer a cuenta de cuántos asesores debe contratar cada grupo. El número y la distribución estaban ya más o menos pactados en la Junta de Portavoces, pero el acuerdo quedó en papel mojado porque en su día no llegó a firmarse. Al margen de estas escaramuzas, lo que más chirría es que la discordia estriba en cómo se reparte el personal de confianza. Mejor se entendería la disputa por un asunto de más intríngulis, y no por este otro, acerca del que todos los grupos coinciden solo en mantener el máximo de colaboradores -29- que la ley permite. ¿No habíamos convenido en que había que reducir la nómina de los asesores, tantas veces vilipendiados, en el nombre de la austeridad y de la nueva política?