>

Blogs

Joaquín García Cruz

Menuda política

Emociones colectivas

¿Son los japoneses fríos como un témpano, según creemos? Eduard Punset dedicó uno de sus recordados ‘Redes’ a las emociones colectivas, y lo ilustró con una experiencia realizada en los años setenta por la Universidad de Oxford con un grupo de alumnos japoneses y otro de estadounidenses. Todos ellos vieron, por separado, una película repulsiva, a base de vísceras, para que los psicólogos escrutaran después sus expresiones faciales, con el resultado de que unos y otros reaccionaron con las mismas muecas de asco. Les proyectaron de nuevo la cinta, pero esta vez con la diferencia de que, mientras la visionaban, varios profesores les soltaban una batería de preguntas trampa. Los americanos respondieron igual que durante el primer pase -con gestos de repugnancia-, pero los japoneses contuvieron su turbación para mostrarse hieráticos en presencia de los entrevistadores. La primera conclusión es que TVE debería devolver cuanto antes a la parrilla el magnífico programa de Punset y, la segunda, que las emociones que alguien siente no dependen solo del cerebro, sino también (una vez más) de su entorno, de la socialización del sujeto. Basta observar la locura colectiva con que se celebra un gol en un estadio de fútbol para comprobar cuánto pueden alterarse las emociones -alegría, sufrimiento-, sin necesidad de recurrir a experimentos académicos como el de Oxford, pero éste aportó a la psicología social datos empíricos para establecer que los sentimientos básicos de la persona -los que nos hacen momentáneamente felices o desdichados- están directamente influenciados por las emociones colectivas. El profesor Brian Parkinson, entrevistado también por Punset en el mismo programa, defiende incluso que las emociones compartidas por un grupo social alteran tanto la vida interior de cada uno de sus individuos integrantes que deberían incorporarse al vértice de la pirámide de Maslow. En su ‘Teoría de las necesidades humanas’, el psicólogo norteamericano Abraham Maslow agrupa las necesidades del hombre en cinco categorías jerarquizadas en forma piramidal, desde las meramente fisiológicas (abajo) hasta las relativas a la autoestima (arriba). Brian Parkinson defiende que a la pirámide de Maslow le falta en la cúspide otra importante necesidad, sin la que nadie podría considerarse completamente realizado: la de compartir puntualmente las emociones con el grupo de pertenencia, a través de un sentimiento común -ya sea de alborozo o de frustración.

Ver a Miguel Ángel ‘Superlópez’ cruzar la meta de los 20 km marcha por delante del chino Wang, y después escuchar en su honor el himno nacional de España en Pekín, y disfrutar con Alejandro Valverde en el podio del Tour, son de esos momentos mágicos ante los que el grupo reacciona en comunión, una proeza que hace más dichoso a cada uno de sus individuos e incrementa la autoestima social del grupo. Jamás habríamos pasado la noche en vela para seguir ante la tele una prueba deportiva de la que desconocemos las reglas y los rivales, de no ser por la esperanza de sentir la emoción que depara contemplar a un paisano, a uno de los nuestros, en la cima del atletismo. ‘El mejor del mundo’, tituló ‘La Verdad’ en su portada de aquel día, que fue tan aclamada en las redes sociales como criticadas las de otros periódicos, de información general y deportivos, que prefirieron mostrar la imagen de Usain Bolt antes que la del primer campeón mundial de atletismo que España daba en nueve años. A esta Región le sobran motivos para sentir a menudo un regusto amargo y hasta una cierta frustración colectiva. No somos una comunidad reconocible a la vanguardia de España, ni un ejemplo de región triunfadora que pelea sin fisuras por grandes objetivos. Pero Murcia aporta individualidades geniales, desde inventores de prestigio universal (Isaac Peral, Juan de la Cierva) a figuras de primerísimo nivel en el deporte, la medicina, la astronomía, la literatura y otras parcelas de la vida. ‘Superlópez’ es uno de estos últimos casos, y su gesta en Pekín, una venturosa emoción colectiva, una ocasión de reforzar el sentimiento identitario -que falta nos hace-, y uno de esos instantes que nos permiten encaramarnos, siquiera sea fugazmente, a la cúspide de la pirámide de Maslow.

Temas

Otro sitio más de Comunidad de Blogs de La Verdad

Sobre el autor


agosto 2015
MTWTFSS
     12
3456789
10111213141516
17181920212223
24252627282930
31