La tonta del bote’ es la película más celebrada de Lina Morgan, también una de las más hilarantes, y la adaptación cinematográfica de una obra teatral de Pilar Millán Astray datada en 1925. García Martínez se apropió una vez del título para enmarcar en ‘La Verdad’ una de esas crónicas que harían quedarse en casa a los gobernantes de turno -si tuvieran vergüenza torera-, al efecto de evitar que sus conciudadanos pudieran relacionarlos con el oprobio denunciado en el periódico. No recuerdo qué tropelía señalaba García en aquella ocasión; puede que la terminación abrupta en Alicante de la Autopista del Mediterráneo, años antes de su prolongación -ya tardía- hasta Murcia, inversiones por debajo de la media nacional en los Presupuestos Generales del Estado, el enésimo obstáculo para que la Región tuviera un aeropuerto civil, o la obstinación en mantener anclada en el siglo XIX la línea ferroviaria Cartagena-Chinchilla, la única de España sin un kilómetro de vía electrificada. Poco importa eso hoy. ‘La tonta del bote’ era una sugestiva analogía entre la chica ignorante de la película, que ve pisoteados sus sentimientos por quienes la rodean, y la Murcia que sistemáticamente recibe del Gobierno central un trato injusto.
Está por analizar si esta sospecha colectiva de discriminación guarda relación con un victimismo inoculado en nuestros genes o más bien responde a la incorregible costumbre de cuantos políticos han gobernado la Región de inclinar la cerviz en Madrid. Lo cierto es que, décadas después, viene a cuento recordar a ‘La tonta del bote’, más con rabia que con tristeza, porque el AVE acaba de llegar a Alicante, y Murcia se queda de nuevo con dos palmos de narices. Ninguna importancia debe darse a las acusaciones que ahora puedan cruzarse populares y socialistas, proclives a enzarzarse en evasivas exculpatorias y empeñados en darle la razón a Noam Chomsky cuando advierte de que el lenguaje sirve para comunicarse pero también para engañar. Y aún menos credibilidad merecerán las fechas que los políticos pudieran comprometer, una vez más, para que Murcia disfrute de la alta velocidad. Están los periódicos llenos de promesas y plazos incumplidos, según los cuales el AVE llegaría a la Región en 2007, luego en 2008, después en 2009, finalmente en 2012, y en cualquier caso a la vez que lo recibieran Valencia y Alicante…
¡Ay, la hemeroteca y la filmoteca, que todo lo guardan!