Sigo vivo, estoy aquí, saldré indemne de la ‘Umbra’ y no pienso dejar la política’. Era un mensaje a su partido, cuando no un desafío. Ésta parece la interpretación más plausible de la extemporánea declaración de Cámara, que dejó de piedra a sus propios concejales. Pudo ser un calentón, pero no tiene pinta, porque el alcalde desaprovechó -horas después, ya en frío- la oportunidad que ‘La Verdad’ le brindó de desautorizar categóricamente la interpretación unánime dada a sus palabras, y se conformó con una tímida matización («ni el PP ni yo estamos preocupados en estos momentos por las elecciones»), que en realidad no aclara las cosas. De ahí que sus palabras deban entenderse mejor como un mensaje sibilino al PP, donde nadie apuesta hoy por su continuidad en La Glorieta, y donde tampoco nadie (salvo el jefe Valcárcel) ha hablado todavía de listas y, mucho menos, ha osado postularse como candidato. No toca. Las elecciones están muy lejos aún, y lo previsto es que la carrera hacia las urnas se abra en enero o febrero de 2014, cuando Valcárcel convoque al Comité de Campaña. En ningún caso antes. Y a la investigación judicial por presunta corrupción urbanística que le quita el sueño (Cámara figura en ella como imputado por prevaricación), le queda también birlocha, sin que sea posible anticipar qué le deparará la instrucción al alcalde. ¿Entonces, a cuento de qué su proclama en el Pleno? Por lo pronto, refleja un estado de ánimo. Miguel Ángel Cámara lleva días envalentonado porque cree, alentado por sus abogados, que saldrá airoso de la ‘Umbra’, y eso refuerza a la vez su deseo de mantenerse en pie. Que nadie se confunda. Lo de ayer constituye, ante todo, un aviso a navegantes, una demostración de fuerza ante la tentación de que en el partido pudiera considerársele amortizado para la causa popular. Con Valcárcel en retirada hacia Bruselas, el alcalde de Murcia tiene un obstáculo menos que salvar para seguir en política; no en la alcaldía de Murcia (él lo sabe), pero sí en otro lugar, quizá como senador por designación autonómica, un destino que no depende de las urnas, sino únicamente de la mayoría absoluta del PP -de los suyos, al fin y al cabo- en la Asamblea Regional. Su manifiesto de ayer ante el Pleno -y ante los periodistas-, no fue un exceso verbal, sino más bien un codazo para hacerse un hueco en el futuro. Cámara quiere seguir jugando, y pide cartas. De sus escuetas palabras a ‘La Verdad’ tras el Pleno, resulta muy elocuente esta frase, referida a la posibilidad de que repita en las elecciones de 2015: «En su momento decidiremos esa cuestión». Decidiremos, dice.