Fenecido Valcárcel, aprisionado Sánchez, embrollado Garre, y tierna la cantera, no se ve al PP sobrado de arietes para la batalla en ciernes. La emergencia de Podemos frente a la languidez de la ‘casta’ no es ajena a la ausencia de referentes, que han huido de la quema general, porque son listos (unos) y acoquinados (otros) o, sencillamente, porque es verdad, como argumenta Felipe González cuando se le pregunta por la insurrección de Pablo Iglesias, que la crisis está alumbrando no solo miseria económica, sino también generaciones carentes de los políticos carismáticos que poblaron la Transición a izquierda y a derecha (y a centro). Fayrén era -es aún- un referente social en Murcia, al igual que lo fue Azagra y lo son Pedro Cano, Camacho, Pepín Liria y la Estrella de Levante: solventes cada uno en lo suyo, queridos, cabales, estimables. Fayrén se marchó por su pie de la gestión pública, antes de que nadie lo lisiara y cuando la política todavía cotizaba al alza. La suya sería en 2015 una opción más que válida de locomotora electoral para sacar al PP de la vía muerta. Su designación como estratega para la campaña (y quién sabe si como candidato ‘in pectore’), se antojó inicialmente un acierto de Valcárcel, pero al final resultó un gatillazo: en menos de 12 horas, la decisión se ha tornado en un error, el enésimo error de Valcárcel. Tanto que ahora, analizado con perspectiva, parece más bien la ocurrencia de un estólido. Comunicó a la Junta Directiva la recuperación de Fayrén para su equipo de estrategas, el ‘think tank’ electoral, pero se olvidó de consultárselo antes al interesado, sin percatarse de que tiene tajo por delante al frente del Consejo Jurídico, y sin acordarse tampoco de que Fayrén, por su alma de verso suelto, ya se le escabulló antes dos veces de entre los dedos; dos veces lo llamó Valcárcel a su lado, dos veces lo tuvo y dos veces lo perdió. Así que, además de haber rozado el ridículo, es posible que Valcárcel haya quemado un cartucho de su partido para la guerra de 2015, y de paso haya dejado al PP un poco más huérfano aún de referentes, con lo caros que están.