Tras la inelegancia de Cámara y Barreiro, que esquivaron entregar la vara a los nuevos alcaldes, vimos ayer en la Asamblea guiños reconfortantes que dejan atrás la hediondez de una legislatura felizmente saldada. Una mujer dirigirá por primera vez el poder legislativo, que no será ya monaguillo del Gobierno, y todos los parlamentarios la secundaron en su gesto de girar la mesita donde se oficia la liturgia de la toma de posesión «para no dar la espalda a los ciudadanos». Los diputados de Podemos subieron al escaño vinculándose a «la defensa de los derechos humanos». El candidato del PP, muy por delante de sus correligionarios, anunció listas abiertas. El de Ciudadanos presumió con razón de haber barrido a los imputados. El del PSOE se sumó entusiasmado a una reforma electoral que perjudica a su partido. Gente común abarrotó el hemiciclo. Fueron -son- guiños prometedores que presagian otro tiempo, éste vivificante.