Ada Colau ha enchufado a su marido. Argumenta que se trata de una persona válida a la que no se debe discriminar por tratarse de su pareja, pero lo cierto es que trabajará junto a la alcaldesa y cobrará un sueldo por su labor en Barcelona en Comu, que antes realizaba gratis. Es lo que toda la vida se viene llamando nepotismo, contra el que despotricaban -con razón- Ada Colau y tanta gente que ha apostado por la nueva política, en la creencia de que así podrían contribuir a erradicar prácticas como ésta. La otra gran alcaldesa, Manuela Carmena, mantiene en el Ayuntamiento al concejal que bromeó en Twitter con Irene Villa y los ceniceros llenos de judíos. Zapata está incluso imputado ya por un juez, pero Carmena prefiere esperar a que escampe. Si ésta era la nueva política, apaga y vámonos.