¿Quién teme a las comisiones de investigación? Tan solo los malos de la película, si los hay. Aquellos que hubieran hurtado o desviado, y ahora no pudieran explicarlo -y nadie más- tendrían motivo de desazón cuando sean convocados, sin excusa legal para esquivar la comparecencia. De una comisión investigadora se espera que sacuda las alfombras, con todas sus consecuencias, pero no que caiga en tentaciones inquisitoriales. Y que no dé la impresión de que pierde el tiempo con la única finalidad de castigar el bajo vientre del adversario. Distinto sería si la oposición en la Asamblea hubiera decidido, y bien que podía (23 son más que 22) abrir una causa general contra los gobiernos del PP, como se hará en Madrid, donde PSOE, Podemos y C’s juzgarán todo, incluso el acierto en la gestión, el derroche y el endeudamiento. ¡Uy, entonces!