“En la década de 1980, los dueños de sociedades de ahorro y crédito inmobiliario obtuvieron grandes beneficios asumiendo grandes riesgos; y luego dejaron la factura a los contribuyentes. Y en la década de 2000, los banqueros volvieron a hacer lo mismo: consiguieron fortunas enormes mediante préstamos inmobiliarios inadecuados y luego o bien se los vendieron a inversores incautos, o bien se beneficiaron del rescate gubernamental cuando estalló la crisis”.
Lo escribe el Nobel de Economía Paul Krugman, en su último libro, ‘¡Acabad ya con esta crisis!’, cuya lectura resulta especialmente recomendable estos días para comprender mejor lo sucedido en CAM, en Bankia y en otras entidades financieras. Pero sobre todo, para contemplar con otra mirada –más crítica, de menos resignación– el discurso monotemático de austeridad y más austeridad que Merkel y los mercados imponen a España. ¿Por qué no considerar, en la línea también de Hollande, que puede haber otras direcciones menos traumáticas para salir del laberinto?