La empresa familiar incrementa sus ventas y amplía sus plantillas en la misma medida en que crece su inquietud por la incertidumbre política. También ATA, la asociación mayoritaria de autónomos, apunta a la inestabilidad como un factor que reduce sus expectativas de negocio y de creación de trabajo. Las dos noticias son de ayer, y no responden a un mantra partidario ni a intereses agazapados tras la pizarra del Íbex. Son dos avisos de la economía real, la que puede acabar con el paro y hacer que este deje de ser la principal preocupación de los españoles en todas las encuestas del CIS. Y los dos aldabonazos van dirigidos, inequívocamente, a quienes negocian estos días la formación del nuevo Gobierno poniendo sobre la mesa cosas y condiciones que poco tienen que ver con la recuperación del empleo.