España es un Estado aconfesional, que no laico. Cuanto más leo el artículo 16.3 de la Constitución, invocado por Cambiemos Murcia en una moción que hoy debatirá el Pleno (y que ha enervado al Cabildo de Cofradías), menos entiendo el empeño de los nuevos partidos de la izquierda en que los ayuntamientos se desliguen de la Semana Santa. Reza así -entero y literal- el precepto constitucional aducido: «Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones». Entonces, ¿dónde está el problema en que una corporación municipal ampare, subvencione y salga en las procesiones? ¡Qué tontuna, Señor! A cargar un paso los pondría yo.