La iglesia de San Andrés de Mazarrón recupera sus campanas. La noticia tiene más miga, porque se trata de los bronces más antiguos aún en funcionamiento de la Región. Datan de 1530 y solo ‘La Mora’ de la Catedral de Murcia es anterior. Eso sí, esta campana, fundida en 1383 para conjurar las tormentas, se conserva en el museo de la seo y ya permanece muda. Quien se acerque hasta Mazarrón (por cierto, este sábado hay una visita guiada, con salida a las 11 horas desde la plaza del Ayuntamiento) y se detenga a ver la nueva espadaña de San Andrés (que no a todos gusta porque, dicen, desentona con el conjunto), reparará en que son tres las campanas. Dos pertenecen a este templo y la tercera procede del convento patronal.
Las tres estaban en la torre de la iglesia de San Antonio de Padua, cerrada al culto desde hace años a la espera de su restauración. Los dos bronces originales son los más grandes. La campana ‘San Andrés’, que mide 78 centímetros de diámetro, luce una imagen de la Virgen de la Leche y un Ecce Homo. ‘María’, el otro bronce, es diez centímetros más pequeño. Lleva la inscripción ‘Reina del Cielo y Puerta del Paraíso’, en alusión a la Madre de Dios, y tiene grabada una Virgen con el Niño, de estilo gótico. Ambas campanas llevan el escudo del marqués de Villena, quien las sufragó. También mandó levantar esta iglesia, con un artesonado mudéjar que es su mayor joya. El noble acudió en el siglo XVI a explotar las canteras de alumbre. El negocio se lo repartió con el marqués de los Vélez, quien a su vez edificó el templo de San Antonio de Padua, a unos pocos metros. Según una leyenda que me contaron en una ocasión, este último noble decidió tener iglesia propia el día que acudió a San Andrés a oír misa y comprobó que el señor de Villena no le había esperado para iniciar el oficio religioso.
Si pincha aquí encontrará una completa relación con las campanas que llaman a los feligreses en todos los rincones de la Región. Los expertos que actualizan esta web destacan la importancia histórica de los bronces de San Andrés, que se hacían tañir con soga y desde abajo, y no por volteo. También recomiendan su protección como bien de interés. La Consejería de Cultura, por su parte, asegura que autorizó tanto el traslado como la restauración. Y en cuanto a la nueva espadaña indica que una empresa especializada [‘Tradición en relojes y campanas’, que así se llama] “propuso un modelo de estructura probado con éxito en otros lugares patrimoniales, que permite una lectura limpia, además de ser un sistema mecanizado de volteo y toque”.
En cualquier caso, ahora que Mazarrón se dispone a levantar un museo municipal, quién sabe si se ha perdido la oportunidad de depositar allí esas campanas con tanta historia, para una mejor contemplación por parte de vecinos y visitantes.