Salvador Dalí, de cuya muerte se cumplen 25 años, está enterrado en su museo de Figueras (Gerona) bajo la cúpula poliédrica que diseñó su gran amigo Emilio Pérez Piñero. El arquitecto calasparreño y el pintor surrealista se dispensaron una admiración mutua, pese a que su relación apenas duró tres años. El proyectista murciano, uno de los pocos arquitectos españoles que han obtenido el premio Auguste Perret, considerado el ‘Nobel’ de esta profesión, murió unos días antes de cumplir los 37 años, en un accidente de tráfico cuando regresaba, precisamente, de una de sus visitas a Dalí, en su casa de Cadaqués, para ultimar los detalles del museo. La trágica noticia supuso un fuerte impacto para el pintor de los relojes blandos. Al entierro envió un ramo de flores diseñado por él mismo.
Desde bien joven, Pérez Piñero prometía. Con solo 25 años, ganó el IV Congreso de la Unión Internacional de Arquitectos, en Londres, con una de sus fabulosas estructuras desplegables. A partir de ese momento, su carrera fue fulgurante, y los encargos le llegaron incluso de la Nasa. Como recuerda la investigadora María del Carmen Pérez Almagro, en su tesis doctoral ‘Estudio y normalización de la colección museográfica y del archivo de la Fundación Emilio Pérez Piñero’, fue el visionario ingeniero estadounidense Buckminster Fuller uno de los que aconsejaron a Dalí que contara con el arquitecto murciano para su museo. “Realiza cosas que yo no sabría hacer”, le dijo. Fuller ya lo conocía, pues fue uno de los miembros del jurado que premió a Pérez Piñero en el certamen internacional celebrado en la capital del Reino Unido.
Según la investigación de Pérez Almagro, en 1970, Dalí dio una rueda de prensa en París para anunciar que el proyectista calasparreño sería el encargado de coronar su museo. En septiembre de 1971, comienzan los trabajos de construcción de la estructura, en Calasparra, y en marzo de 1972 se inician las obras en el propio museo para colocar la cúpula. Pérez Piñero no la pudo ver acabada. Fue su hermano José María, ingeniero industrial, el que la terminó, ayudado por su sobrino Emilio Pérez Belda, hijo del arquitecto.
No fue el único proyecto en el que los dos genios trabajaron juntos. Dalí también le encargó una vidriera hipercúbica para cerrar la embocadura del escenario del museo de Figueras. Los primeros en ver la maqueta fueron los vecinos del arquitecto, en la discoteca DONE. Después, Pérez Piñero y Dalí la presentaron en París. Con ella se fotografiaron bajo la Torre Eiffel. La pieza no pudo concluirse, debido a la repentina desaparición del arquitecto. “La sola cúpula y la vidriera del museo de Figueras atraerán más turistas que todas las promociones que se puedan hacer en nuestra Costa Brava”, llegó a decir el pintor de la obra de su amigo.
Ambos también soñaron con una urbanización en el Golfo de Rosas a base de cúpulas-diamantes, con forma de erizo de mar. La maqueta fue un regalo de Pérez Piñero a Gala Eluard, musa y esposa de Dalí.
Si le interesa la obra del arquitecto puede visitar la sede de su fundación en Calasparra, donde se conservan objetos, fotografías y maquetas. Y en cuanto a Dalí, el Museo Arqueológico de Murcia muestra, hasta el 27 de abril, una exposición, con 130 instantáneas realizadas por el fotográfo Robert Descharnes, centrada en la vida del artista en Cadaqués.