Ocho siglos dan para mucho. Alcázar musulmán, palacio cristiano, sede de la Santa Inquisición, cárcel y redacción de los diarios ‘El Liberal’ y ‘Línea’. El imponente edificio que acoge el Colegio Oficial de Arquitectos de Murcia (Coamu) ha tenido mil vidas. Ahora se cumplen treinta años desde que este colectivo profesional (justo cuando se desvinculaba de la organización colegial de Valencia) adoptó como su ‘casa’ corporativa este singular inmueble, ubicado en la calle Jara Carrillo, a dos pasos del Puente de los Peligros. Y para celebrarlo abre sus puertas la muestra ‘Cómo renace un edificio’, de cuyo montaje se ha ocupado, con más esmero que medios, el arquitecto Juan Antonio Molina. A principios de la década de los ochenta, él se encargó de dirigir las obras de reforma de esta contundente construcción para adaptarla a su nuevo uso, según el proyecto que ganaron en un concurso la pareja formada por Luis de Arana Amurrio y María Aroca Hernández-Ros.
La exposición, con planos, mapas, fotografías y un audiovisual con un toque de videoclip de la movida ochentera, resume esos ochocientos años del pasado de Murcia. Pero se detiene, especialmente, en la última reforma, que fue pionera para la época, pues compaginó la rehabilitación y preservación de los restos arqueológicos que se conservaban, con la vanguardia del diseño y su funcionalidad. El resultado mereció el Premio Regional de Calidad en la Edificación de la Consejería de Obras Públicas.
Dicha transformación tenía como base el edificio que mandó construir Fernando VII en 1816 para el tribunal del Santo Oficio, y cuyo encargo recayó en Francisco Bolarín, el Viejo, un arquitecto local que, al parecer, lo mismo servía para un roto que para un descosido. La reforma de Aranda, Aroca y Molina mantuvo la fachada y vació el interior, muy alterado, con el fin de acoger las nuevas dependencias. “Fue un ejemplo de cómo se debían hacer las cosas. Se conservaron tanto los restos de la muralla islámica como la fachada del siglo XIX. Y dentro se planteó una propuesta limpia, contemporánea y flexible, para que se pudiera adaptar a las necesidades del Colegio de Arquitectos”, explica Molina. En estas tres últimas décadas, el proyecto ha demostrado de sobra su funcionalidad.
‘Cómo renace un edificio’ permanecerá abierta al público hasta el 30 de marzo (de 9 a 14.30 horas de lunes a viernes, y por la tarde de 17 a 19, de lunes a jueves). La exposición es una buena oportunidad para conocer de abajo a arriba este edificio con tanta historia. No se la pierda.