Si sobre las cabezas de todos nosotros se avecinara un cataclismo, ¿qué es lo primero que habría que poner a salvo de nuestro rico patrimonio? Pues antes que la Catedral de Murcia o el Teatro Romano de Cartagena estarían las pinturas rupestres descubiertas en un centenar de cuevas y abrigos. El motivo: se trata del único bien cultural de la Región declarado patrimonio de la humanidad, el máximo reconocimiento de la Unesco, El Arte Rupestre del Arco Mediterráneo se sitúa pues a la altura de la Alhambra de Granada, el monumento más visitado de España. Y sorprende que, pese a su relevancia, el único centro dedicado a la difusión e investigación de esta manifestación gráfica de la prehistoria, ubicado en el bello paraje de la Casa Cristo de Moratalla, esté cerrado a cal y canto. Así lleva casi año y medio, porque el Ayuntamiento (propietario del edificio, un antiguo convento mercedario) y la Comunidad Autónoma no han llegado a un acuerdo acerca de la gestión y el mantenimiento de las instalaciones. La tarea pendiente que dejó el ex director general Francisco Giménez está ahora sobre la mesa de trabajo de la nueva responsable de Bienes Culturales y Enseñanzas Artísticas, Carmen Batres.
El cierre de estas dependencias (que siguen apareciendo dentro de la red de museos regionales) no ha impedido, sin embargo, que el Consejo de Europa haya ratificado, por otros tres años más, el certificado de ruta cultural del patrimonio de arte rupestre prehistórico que luce Murcia. De esta renovación dio cuenta hace unos días la Consejería de Educación, Universidades y Cultura, a través de una nota de prensa, en la que, por cierto, nada se decía acerca del futuro del centro de la Casa Cristo.
Que el arte rupestre de la Región aparezca en los itinerarios culturales de Europa no es una cuestión menor. Este reconocimiento de excelencia (el mismo que tiene, por ejemplo, el Camino de Santiago) permite que Murcia se beneficie de la promoción que pretenden llevar a cabo las autoridades europeas para relanzar un turismo de calidad basado en la riqueza cultural que atesora el continente. En un plan de actuaciones que se extiende hasta el año 2020, la UE quiere ‘vender’ lo mejor de su patrimonio histórico con vistas a aumentar la llegada de turistas procedentes de países emergentes, como Brasil, y de las dos potencias mundiales, China y Estados Unidos. ¿Llegaremos a ver a las expediciones de visitantes asiáticos esperando su turno para admirar las pinturas de Peña Rubia o de los Abrigos del Pozo?