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Miguel Rubio

Microhistoria(s)

Un oasis al final del túnel

El patrimonio cultural no solo luce en las ciudades. El paisaje rural también tiene sus joyas, que, en bastantes ocasiones, pasan desapercibidas, lo que al final conduce a su destrucción. Carlos Martínez Hernández, embarcado en su tesis doctoral en el departamento de Geografía de la Universidad de Murcia, ha descubierto una de estas perlas. Se trata de una serie de ingenios hidráulicos que han permitido mantener en producción, desde hace más de un siglo, diez hectáreas de huerta en el Mingrano, un campo semiárido a caballo entre Mazarrón, Fuente Álamo y Cartagena. El estudio ha visto la luz en el Congreso Internacional de Molinología celebrado recientemente en Murcia.

Con sus conocimientos como geógrafo y la ayuda de los vecinos, este joven investigador, natural de Las Palas y un enamorado de los paisajes agrícolas abandonados, ha podido rescatar del olvido un conjunto de ingeniería tradicional, que data del siglo XIX, construido para aprovechar las aguas subterráneas que brotan del llamado manantial de Los Charcos (un metro cúbico por hora en época de lluvias; y la mitad en tiempos de sequía como ahora). En su estudio, Carlos Martínez documenta dos balsas, una de ellas con un bastidor para lavar la lana de las ovejas; varios pozos, alguna noria de sangre y, lo más llamativo, una galería subterránea, de 250 metros de longitud y con 14 respiradores o lumbreras, cuya misión es transportar, desde la cabecera de la rambla del Mingrano, el agua que da la vida a ese oasis de frutales y hortalizas.

Galería subterránea en el Mingrano. / C. M. H.

Resulta llamativo encontrar en el mundo académico este tipo de investigaciones, que se fijan en pequeños elementos del patrimonio rural, perdidos en parajes deshabitados, pero que, pese a ello, esconden una gran historia. El trabajo de Martínez Hernández tiene el mérito de que sienta las bases para la puesta en valor de unos ingenios hidráulicos que forman parte de las raíces y de la forma de vida de un pueblo. La clave está en que lo que no se conoce, ni se respeta ni se conserva. De ese desconocimiento, y de sus consecuencias, también sabemos algo por estas tierras regadas por el Segura. En el citado congreso internacional se puso la lupa sobre el deterioro que sufren los molinos de la huerta de Murcia, singulares edificaciones de la arquitectura tradicional pero que para muchos vecinos solo son ruinas
En fin, hay que confiar en que la llamada de atención que formula este joven geógrafo llegue a las administraciones. Carlos Martínez defiende que la recuperación de este patrimonio hidráulico es el complemento perfecto para relanzar el incipiente turismo rural que vive el Mingrano. Una nueva esperanza para un pueblo que se resiste a desaparecer.

Nuestro patrimonio cultural en pequeñas dosis

Sobre el autor

Mazarrón, 1967. Periodista de 'La Verdad' y guía oficial de turismo.


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