No solo se emplean en el intercambio de productos y servicios. Ni se acumulan como un seguro ante tiempos convulsos. Las monedas también han servido como un eficaz elemento de propaganda de la autoridad que las emite. Esta precisión recibe al público que se acerca a la exposición ‘Tesoros, materia, ley y forma’, en el Museo Arqueológico de Murcia (paseo Alfonso X, 8). Una cita cultural de recomendable visita (la entrada es gratuita) aunque usted no sea un aficionado a la numismática. Porque es una oportunidad única para conocer más de 2.000 años de historia a través de 4.109 monedas procedentes de 23 tesoros. Desde los primeros metales labrados para pagar a los mercenarios en las guerras púnicas a los reales de plata acuñados al otro lado del Atlántico para socorrer a las maltrechas arcas reales, pasando por el dinero que corría durante la Reconquista.
La muestra (comisariada sabiamente y con mimo por Manuel Lechuga y Ángeles Gómez Ródenas) permite contemplar ‘joyas’ nunca vistas hasta ahora en la Región, como las piezas púnicas halladas en el cortijo de El Saladillo (Mazarrón) cedidas por el Arqueológico Nacional de Madrid. También representa la puesta de largo del tesoro de la calle Jabonerías (Murcia): 424 monedas de oro ocultadas en el siglo XI por un rico mercader en la alcoba de su casa, y que nunca recuperó. Su descubrimiento y estudio ha permitido concluir que, en esa época inestable de los reinos taifas, Murcia vivía un momento de esplendor. Además, el Arqua de Cartagena ha prestado una representación de la carga de la fragata ‘Nuestra Señora de las Mercedes’, que tantas páginas de periódicos ha ocupado tras el conflicto con la empresa Odyssey.
‘Tesoros, materia, ley y forma’ es un cofre lleno de historias. Porque, independientemente del metal con el que son fundidas, las monedas suponen una fuente de información de primer orden para la investigación histórica. Permiten fijar fechas de momentos claves del pasado gracias a los años de acuñación, desvelan relaciones políticas y económicas entre distintos reinos y clanes, y muestran el poder de algunas ciudades que disponían del privilegio de labrar moneda. En otras ocasiones aportan también detalles sobre el declive de algunos gobiernos, que, para hacer frente a sus apuros económicos, emitían piezas de peor calidad y, sin embargo, de más valor, la conocida devaluación a la que ya recurrieron los romanos.
Estas fiestas pueden ser un buen momento para recorrer la exposición, ya que el MAM ofrece una serie de actividades pensadas para toda la familia. El programa (reservas en el teléfono 968 23 46 02) incluye desde visitas guiadas a talleres para acuñar monedas. Hágame caso. No se lo pierda.