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Miguel Rubio

Microhistoria(s)

Otra oportunidad para el Cenajo

Junto a la presa del Cenajo (Moratalla), en mitad de la nada, se levantó a mediados del siglo pasado un poblado, con su escuela, su ermita, su mercado, su hospital y su cine, para acoger a los ingenieros y operarios que iban a trabajar en las obras del pantano. Algunas de las construcciones todavía hoy siguen en pie. Y entre todas ellas destaca la casa central de la Administración, un edificio singular, rodeado de jardines, con grandes escalinatas, un templete, fuentes y esculturas. Desde luego, la imponente mansión y sus pabellones anexos sorprenden a quienes llegan hasta este agreste paraje junto al Segura más puro y caudaloso.

Edificio principal del hotel Cenajo. / E. B.

Todo esto viene a cuento porque esas instalaciones (que pertenecen a Patrimonio del Estado) volverán a tener uso. De la mano de unos nuevos gestores, el complejo se reabrirá como alojamiento turístico. El Cenajo ya funcionó como hotel desde mitad de la década de los años noventa hasta 2009, cuando la falta de clientes por la crisis económica llevó a su cierre. Durante el tiempo que ha permanecido clausurado, el abandono ha hecho mella en los edificios. Frenar ese deterioro fue el principal motivo que argumentó la Confederación Hidrográfica para convocar un nuevo concurso de explotación.
La reapertura, prevista para antes de Semana Santa, se plantea como una buena oportunidad para regresar a este remanso de paz, dominado por la presa que marcó un hito en la cuenca. Con una capacidad de 437 hectómetros cúbicos, es el embalse más grande del Segura. Las obras comenzaron en 1943, siguiendo el proyecto del valenciano Rafael Couchoud. Es en homenaje a los orígenes de este ingeniero que la ermita del Cenajo esté dedicada a la Virgen de los Desamparados, patrona de la capital del Turia. Los trabajos se prolongaron durante dos décadas. En la construcción llegaron a trabajar 7.747 operarios (‘Historia de los embalses del Cenajo y Camarillas y su medio natural’, de Mariano C. Pelegrín Garrido), algunos de ellos prisioneros políticos. Para la inauguración, el 6 de junio de 1963, a la que asistió el entonces Jefe del Estado, Francisco Franco, se preparó un espectáculo de luz y sonido. Por entonces, el pantano ya había contenido más de una riada.

Nuestro patrimonio cultural en pequeñas dosis

Sobre el autor

Mazarrón, 1967. Periodista de 'La Verdad' y guía oficial de turismo.


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