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Miguel Rubio

Microhistoria(s)

El Generalife murciano

Durante casi un cuarto de siglo, entre los años 1147 y 1171, Murcia vivió una época dorada de la mano de Ibn Mardanis, conocido por las fuentes cristianas como el Rey Lobo. Hasta que el ejército almohade rompió el sueño, Murcia fue “un centro político y cultural equiparable con las principales capitales islámicas del momento”, como dejó escrito Miguel Rodríguez Llopis en su (imprescindible y ameno) libro ‘Historia de la Región de Murcia’. De aquella etapa de esplendor quedan restos arqueológicos que todavía hoy impresionan; el buque insignia es el conjunto palaciego y defensivo de Monteagudo. Ahora, una iniciativa del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), impulsada por el experto Julio Navarro, llama la atención sobre esta joya del siglo XII, y más concretamente sobre el Castillejo, que albergó las lujosas estancias cortesanas de Ibn Mardanis. Si ha visitado el Generalife de Granada ya puede soñar sobre lo que hubo.

Ocho siglos después, el proyecto Almunia (que adelantamos en ‘La Verdad’) aspira a rescatar del olvido este palacio-huerto, además del los restos del Larache y Cabezo de Torres. Hasta principios de 2016 no se conocerá si llega la necesaria financiación europea para esta ilusionante propuesta, que no solo pretende poner las bases para recuperar aquella fastuosa arquitectura, sino también el vergel (jardines, huertos, acequias) que la envolvía como el más bello papel de regalo.

Muros del Castillejo; al fondo, el Castillo de Monteagudo.

Muros del Castillejo; al fondo, el Castillo de Monteagudo.

Julio Navarro, que fue arqueólogo del Ayuntamiento de Murcia hasta que en 2001 se trasladó a Granada tras ganar una plaza en el CSIS, resalta que el complejo de Monteagudo, hoy abandonado y ruinoso, fue un “proyecto de Estado” que ordenó levantar el propio Ibn Mardanis para mostrar al mundo su poder. En esta estrategia (la arquitectura siempre ha sido una potente arma de ‘marketing’) se incluían otras obras no menos impresionantes, como los castillos del Portazgo y la Asomada, en el Puerto de la Cadena, cuya construcción no pudo terminarse debido al avance almohade.
Viendo los muros de tapial semiderruidos, las huertas olvidadas y los cauces entubados cuesta hacerse una idea de aquel lujo de la taifa mardanisí. Así que bienvenido sea el proyecto Almunia, que puede sentar las bases, si nuestros políticos abren bien los ojos, para la puesta en valor del conjunto arqueológico de Monteagudo (y del resto de yacimientos islámicos de la época) convirtiéndose en el atractivo turístico y cultural que le falta a Murcia.

Nuestro patrimonio cultural en pequeñas dosis

Sobre el autor

Mazarrón, 1967. Periodista de 'La Verdad' y guía oficial de turismo.


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